El segundo superclásico del verano terminó en tablas (1-1) pero sin dudas que Boca fue el que mejor gusto le encontró al empate en el Malvinas Argentinas, en Mendoza. El equipo de Falcioni cerró un verano muy bueno quedándose con la segunda copa en disputa, gracias al 2-0 en Mar del Plata en el primer super del año, e incluso de forma invicta en los cuatro partidos de preparación antes del Clausura. Por su lado, River, que tuvo un comienzo promisorio con el gol incluido de Pavone, se cayó demasiado tras el empate de Palermo, quien aprovechó un error del juvenil Chichizola, y en el complemento hizo demasiado poco como para llegar a ilusionarse.

La Banda de López fue una tromba al inicio. No sólo porque a los 7′ ya estaba arriba en el marcador, tras un cabezazo de Pavone que rechazó García y que en el rebote el propio delantero anotó el tanto mediante un derechazo. Antes de eso, Lamela había anunciado con un disparo que dio en el palo de García. El medio era propiedad "millonaria" y hasta Almeyda generó serio riesgo al arco rival con un tiro de más de 30 metros que el uno de Boca despejó al córner. Era todo de la Banda, pero no lo reflejaba a ese dominio en una mayor diferencia en el marcador. Y esa falencia la pagó demasiada cara cuando a los 25′ un centro de Colazo, quien había bajado la pelota con la mano en la jugada previa, encontró la flojísima respuesta del arquero Chichizola. Al uno se le escapó la pelota de las manos y Palermo estuvo en ese lugar para empatar el super con un frentazo. Resultó el clic de la parte inicial. Los de Falcioni se entonaron y fueron por más. Un tiro libre de Mouche le cayó en la cabeza a Caruzzo, quien sólo la tiró por arriba del travesaño de cabeza. Así se cerró una etapa repleta de emociones y con el resultado abierto para el resto del juego.

A contramano del frenesí de la etapa inicial, en el complemento los dos equipos sintieron el cansancio. Y encima, sacaron a relucir un concierto de imprecisiones que provocó casi nulas llegadas sobre los arcos. La gente, que se acercó en multitud al Malvinas Argentinas, acompañó ese pésimo segundo tiempo casi en silencio. Es que en la cancha no transmitían nada, salvo una que otra jugada con cierto riesgo. En la más clara de todas, Clemente Rodríguez le tiró un centro perfecto a Mouche quien increíblemente le pegó demasiado bajo a la pelota y la elevó por sobre el travesaño. Palermo estuvo cerca al toque con un remate de zurda dentro del área, pero le faltó potencia y Chichizola esta vez respondió con seguridad. River fue un equipo partido al medio. Con Lamela demasiado tirado al costado izquierdo del ataque no hubo un generador de juego y eso lo sintieron los delanteros del Millonario. Así se fue el segundo y último superclásico del verano con un 1-1 con mejor sabor para Boca.