El seleccionado de México derrotó por 2-0 a Francia, con goles de Hernández y Blanco, de penal, en un partido correspondiente a la segunda jornada del grupo A, que se jugó en el estadio Peter Mokaba, de Polokwane. La victoria de los mexicanos resultó inobjetable, no tanto por lo bueno realizado por los hombres de Aguirre, sino porque lo de los dirigidos por Domenech, sobre todo en el segundo tiempo, fue de un nivel paupérrimo.
Este resultado ubica a México, junto a Uruguay, al tope de las posiciones del Grupo A y ambos equipos se enfrentarán ahora en la última fecha de la fase clasificatoria. En tanto la continuidad de Francia queda pendiente ahora de una serie de resultados, siempre y cuando pueda derrotar a Sudáfrica en el último partido.
El primer tiempo fue parejo, con cierta supremacía de los mexicanos que se pararon mejor en el medio con un Guillermo Franco convirtiéndose en conductor secundado por Dos Santos y contando con la peligrosidad de un enjundiado aunque poco efectivo Vela. Mientras los de Domenech se apoyaban en tanto en Ribery, mientras Toulalan y Diaby procuraban emparejar el andamiaje de los hombres de Aguirre.
En el comienzo de la parte complementaria Francia pareció decidido a marcar diferencias. Moulouda primero y Ribery después, exigieron a Pérez que respondió bien, pero fue apenas un espejismo.
Los Charros fueron lentos, pero copando la zona de gestación. Fue así como a los 19′ Rafa Márquez le puso una pelota como con la mano a Hernández y el delantero del Manchester United eludió al arquero y definió con el arco vacío.
A partir de ese momento desapareció Francia. No sólo no gravitó más, sino que por momentos parecía que sus jugadores no veían la hora de que el partido concluyese. No extrañó entonces que a los 34′ Cuauhtemoc Blanco tradujo el penal en el segundo gol de los aztecas.
Pudo aumentar México mientras Francia penaba sobre el terreno, lejos, muy lejos de aquél "fútbol champán" de 1998 o del 2006 y más cerca de un pronto retorno a casa.

