Siempre se dice que la primera pelea del boxeador es con la balanza. La tensión, ansiedad y hambrunas que experimentan los llevan a festejar cuando el fiel se clava en el peso exigido. No haber dado el límite de los plumas (57,153) fue el motivo por el cual Mauricio Muñoz no podrá pelear esta noche por el cetro sudamericano de la categoría con el salteño Sergio Medina.
“Primero aceptaron pelear en 59, que es lo que di”, contó Mauricio muy apesadumbrado ayer -vía telefónica-, “pero después se echaron para atrás y quería que bajara a 58”, explicó el sanjuanino.
“Como mi físico no me responde decidí no hacer un sacrificio que sería inútil”, confió el púgil. “Tengo un problema de riñones que deberé tratar porque me cuesta mucho bajar de peso”, amplió Mauricio refiriéndose a la deshidratación que se produce en los trabajados físicos de los boxeadores cuando intentan llegar a la pelea con el peso exacto, para no perder fortaleza.
Consultado sobre porque la negativa tan tajante de no combatir, Muñoz contó que: “me conozco, por más que corriera diez kilómetros abrigado y hubiera realizado 20 rounds de guantes, no habría bajado más de 600 gramos”, culminó.