Que un campeón consagrado, con 46 peleas, 28 de ellas con títulos mundiales en juego, enfrente a un, también campeón, pero de sólo 7 peleas, no es tema de todos los días. Las equivalencias, entre uno y otro serían el primer obstáculo si se trata de montar el combate. Pero en el boxeo suceden cosas incomprensibles, que sólo tienen explicación si se analiza el tema desde el poder del dinero.
Hoy, a las 8 de Argentina, 20 de Japón, en el Metropolitan Gym Tokio, Omar Narváez (43-1-2, 23 KO), de 39 años, expondrá su cetro superpluma de la OMB ante el joven japonés Naoya Inoue (7-0-0, 6 KO), excampeón minimosca del CMB.
Ayer se realizó e pesaje y el campeón chubutense registró 51,823 kilos, mientras que el retador japonés pesó 52,163 kilos, el límite exacto de la división.
Que Narváez haya dado casi medio kilo de ventaja demuestra que pretende estar rápido para no darle blanco fijo a un rival que basa sus chances en el poder de sus puños. Claro que nunca enfrentó a un boxeador tan completo como el argentino, que puede hacerlo marrar en cantidad.