A lo Rocky Balboa. Así ingresó Neri Gordillo, de 29 años, al cuadrilátero del Julio Mocoroa en el cierre del viernes para cumplir lo que el bien catalogó como “el sueño de mi vida”: sentirse boxeador por un momento. Levantando los brazos al público (cerca de 500 personas concurrieron, principalmente, para observar a este campeón de la vida) y recibiendo una ovación de los cuatros costados, pese al frío que reinaba en el mítico club de Concepción, que se estima en el cierre del 2016 por fin tenga su techo.
La exhibición de este fanático de San Martín, que perdió la vista hace cinco años por causa de la diabetes, tuvo un extra: el ‘adversario’ resultó el también sanjuanino y actual campeón argentino superpluma, Ezequiel Fernández.
Fueron siete minutos de acción divididos en dos rounds, aunque para Neri resultó una eternidad pues lo disfrutó a pleno. Con Eduardo Fernández como su entrenador, incluso dentro del ring para darle de cerca las indicaciones sobre los golpes a lanzar, Gordillo se animó a tirar a fondo contra el ‘Pacman’.
El final llegó con aplausos por doquier y los jueces viendo el ‘triunfo’ de Neri.
“No puedo pedir más. Ya está. Con esto cumplí lo que tanto soñé cuando aún tenía vista y que ahora, ya sin ella, pude conseguir. Les agradezco a todos los que me apoyaron en mis momentos más duros para alcanzarlo. Es un sueño hecho realidad”, subrayó Neri, muy emocionado, tras el combate y mientras recibía saludos de varios de sus compañeros de la escuela de Braille.

