Neymar acompañó al seleccionado de Brasil y recibió una calurosa ovación cuando pisó el césped. Vestido con la camiseta de entrenamiento azul, shorts blancos y la sonrisa de siempre en su rostro, el joven de 22 años primero motivó un griterío cuando apareció en la pantalla gigante del estadio en el túnel de acceso, pero una vez que entró al Mané Garrincha de Brasilia las gradas estallaron.