No hubo nota, a lo largo de los Juegos Olímpicos, que Matías Sánchez no mencionara todo el amor y agradecimiento que siente por su abuela materna Orfilia. Ayer, cuando salía del aeropuerto fue a la primera persona que buscó pero recién el medallista olímpico pudo reencontrarse con ella en una estación de servicio de Santa Lucía, por donde iba a pasar la caravana. Matías bajó de la movilidad de la Secretaría de Deportes que los trasladaba para correr al reencuentro con su abuela, que por el fuerte viento Zonda que hubo ayer, no llegó al aeropuerto. "Lo primero que voy hacer es disfrutar de mi abuela. Esto es para ella, le debo todo a mi abuela", manifestó el armador sanjuanino que a la primera persona que abrazó en su arribo a San Juan fue a su mamá María, quien lo esperaba junto al papá Rodolfo "Yeyo" Sánchez. "Estamos felices de poder tenerlo, estará acá poquito tiempo pero trataremos de disfrutarlo al máximo en lo que podamos. Llegar a un Juego era el sueño de él de toda la vida. Matías la luchó mucho porque es un deporte generalmente para personas altas pero él desde chiquito demostró que puede estar. Es muy constante, disciplinado y este era su sueño y lo consiguió", comentó la orgullosa mamá.

 

Poco descanso y nuevos objetivos

La llegada de los tres sanjuaninos junto al entrenador del seleccionado nacional Marcelo Méndez se dio en un marco de bienvenida, pero también de proyectos a futuro que prepara San Juan para el vóleibol. Por lo pronto los tres sanjuaninos descansarán y disfrutarán de sus afectos para en una semana, comenzar a pensar en el Sudamericano que se desarrollará en un mes en Brasil. Cada uno después emprenderá camino a su club: Lima lo hará en Nice, Francia. Pereyra emigrará a Irán para jugar en el Shahdab. Y Sánchez actualmente es jugador del Tourcoing Vóley de Francia.