Si había una persona que tenía su lugar asegurado entre los titulares de la Selección Argentina, además de Lionel Messi, ese es Nicolás Otamendi. El defensor se ganó su puesto a base de muy buenas actuaciones en el Manchester City, apoyado en las enseñanzas de Pep Guardiola, quien hizo que mejor en la salida con pelota dominada y en la defensa con presión alta.

Nicolás aprendió del español desde la llegada al City, sin embargo, hay una persona más importante que su entrenador en el club inglés. Esa persona es su madre, Silvia, quien lo ayudó durante toda su carrera.

Hasta los 14 años lo acompañó a todas las canchas en las que jugaba, pero la mala situación económica que vivía la familia hizo que Nicolás tuviese que arreglárselas solo:  “Tuve que rebuscármelas solo. Mi vieja me alcanzaba a la salida del colegio, la vianda que comía en los colectivos. Cuando se entrenaba en la Villa Olímpica me tomaba tres: el 721 hasta Panamericana y 197; el 15, 60 o 21 hasta Puente Boulogne, y el 57 hasta Camino del Buen Ayre y Martín Fierro, y de ahí diez cuadras caminando", explicó Otamendi en una charla con El Gráfico hace diez años.

Silvia y Nicolás, amor de familia (TyC Sports)

Cada día en el que podía, Silvia lo acompañaba en esos largos viajes en colectivo, pero además de ser su mejor compañera, ella también fue y es su mejor consejera.

En declaraciones a TyC Sports hace algunas semanas, Silvia contó que cada fin de semana observa y analiza los futuros rivales del Manchester City. “Un ratito antes de enfrentarlo le mando un mensaje por WhatsApp y le digo cuáles son sus características, con qué tiene que tener cuidado. Yo le aviso todo. Me escucha, pero una vez me preguntó si quería dar yo la charla en lugar de Guardiola”, explicó Silvia.

Nicolás y Silvia vivieron momentos complicados, pero siempre intentaron que cumpla el sueño de jugar al fútbol. Otamendi se convirtió en pieza clave del actual seleccionado argentino y disputará su segundo Mundial, tras debutar en Sudáfrica 2010.