Firme, convencido y decidido, San Lorenzo de Almagro llegó a la punta del Torneo Apertura con un valioso 2-1 como visitante ante Boca Juniors, en un clásico que podrá recordarse por la importancia de su desenlace, pero no por la riqueza del juego. El uruguayo Sebastián Balsas, a poco de comenzado el segundo tiempo, abrió el marcador, después aumentó Juan Carlos Menseguez y, en el final, Martín Palermo anotó un descuento que sólo vale como detalle estadístico. La seguridad y el liderazgo de Cristian Tula en la última línea, el oficio de Guillermo Pereyra y Diego Rivero para trabajar el mediocampo fueron notas para resaltar dentro de un equipo cuyo mérito mayor fue el convencimiento en lo que hace. Boca, perdido de comienzo hasta el fin, no tuvo creación ni claridad en la llegada, le faltó solidez defensiva y quedó condicionado en la primera parte por la expulsión del chileno Gary Medel antes de finalizar el primer período. De esta manera, Boca acumuló su tercera caída en las cinco fechas que van del campeonato y quedó muy lejos de cualquier aspiración. Dentro de un primer tiempo muy mal jugado, en el que los dos equipos perdieron la pelota con facilidad, ninguno de los dos equipos logró asociarse en ataque y carecieron por completo de profundidad, aunque fue San Lorenzo el que logró acomodarse mejor. Las dos únicas jugadas de riesgo la tuvo San Lorenzo, ambas gestadas por tiros de esquina, servidos por Leandro Romagnoli, desde la derecha. A los 40, Medel derribó a Rivero, se ganó su segunda amonestación y dejó a Boca con diez hombres, poco tiempo después de que, en una jugada parecida, el árbitro le haya perdonado la vida al colombiano Leonardo López.
El segundo tiempo empezó con un cabezazo de Viatri, pero a los 6, después de un tiro libre de Romagnoli desde la derecha, la pelota le quedó a Bottinelli y su centro encontró la cabeza de Balsas para superar el esfuerzo de Cristian Lucchetti y establecer el 1-0. Después del gol, San Lorenzo especuló con el contragolpe. El equipo de Claudio Borghi terminó jugando con cuatro delanteros, lo cual no le sirvió para encontrar el fútbol que necesitaba. A los 42, Matías Caruzzo cabeceó un centro de Escudero, generando una gran atajada de Damián Albil. Pero en el contragolpe, Balsas avanzó con mucho espacio por izquierda y esperó la llegada de Menseguez, quien apareció solo por el otro lado y venció a Lucchetti para definir el clásico. En el cuarto minuto de tiempo agregado, Palermo aprovechó una falla de Albil para reencontrarse con el gol. Pero el partido ya estaba terminado hacía rato.

