Martín Palermo es el máximo goleador de la historia de Boca, sin embargo confesó que no pudo dormir tras haber vuelto al gol frente a Huracán, y sacarse una ‘mochila‘ que significaron los más de 900 minutos que estuvo ausente en la red. Tras el cobijo que le dieron los nueve jugadores de campo tras empujar al gol del desahogo el pase de Pablo Mouche, Palermo ratificó que el 19 de junio será su último partido y lo hará con la camiseta de Boca, frente a Gimnasia, descartando así la invitación que le hizo Juan Sebastián Verón para tirar un año más en Estudiantes.

“Me saqué una mochila. Quería hacer un gol para disfrutar tranquilo de mi última etapa en el fútbol”, confesó Palermo esta mañana por el canal Fox Sports. Hizo goles de todos los colores, los más fáciles y los insólitos, como aquel que le convirtió a Vélez desde media cancha y de cabeza, pero el de ayer, fácil en otros tiempos, no le significó sencillo. “En otro momento era fácil pero ayer sólo pensaba en que la pelota entre”, dijo, confirmando la primera reacción que tuvo a poco de terminar el partido: “si la erraba me tenía que ir”. Encima venía de haber fallado una sencilla que Ospina le impidió celebrar. “Anoche no podía dormir”, confió el Titán, como si el gol, aquel objetivo cientos de veces cumplido, se le hubiese transformado en un cometido infranqueable. Celebró también que no hayan sido “doce fechas como en Villarreal”, la otra racha negra de Palermo, en su periplo por el fútbol español (también jugó en Betis y Alavés).

RIQUELME
Juan Román Riquelme participó de la práctica que el plantel de Boca Juniors realizó ayer en el predio de Casa Amarilla, situación que acrecienta la posibilidad de que el volante juegue el partido ante Independiente. Riquelme hizo fútbol reducido junto a Clemente Rodríguez (recuperado de una fatiga isquiotibial derecho, volvería ante Independiente), los suplentes ante Huracán y juveniles. El volante no mostró signos del desgarro que sufrió en la zona abdominal, corrió y le pegó a la pelota sin problemas. A todo esto habrá que sumarle el estado de ánimo del jugador, quien sonrió y bromeó con algunos de sus compañeros durante el trabajo.