Buenos Aires, 9 de julio.- Durante el encuentro despedida a Sebastián Battaglia, Palermo recibió la pelota en la mitad de la cancha, y para sacarse de encima la marca de Diego Cagna, le tiró un caño que despertó la ovación de toda La Bombonera.
Pero sin dudas el reconocimiento más importante fue el de Riquelme, al que le quedó la pelota tras esa jugada y, en lugar de seguir atacando, decidió agarrarla con la mano, parar el partido y aplaudir a Palermo, quien todavía seguía bromeando con Cagna.
