Cada palada que da Oscar Fabián Orozco, socavando la tierra hasta llegar a los nueve metros de profundidad, va empujada con la fuerza que le transmite Franco, ese ángel de 3 años que le regaló Cyntia, su novia de toda la vida y la pareja con la que comparte la pequeña vivienda de adobes ubicada en calle Elizondo, a metros de Calle 5, en Villa Krause. Por ellos y por su madre Miriam Orozco, quien lo trajo al mundo hace 25 años en el seno de un humilde hogar de la Villa Hipódromo, quiere ganar el campeonato mundial de peso pluma de la flamante Federación Mundial de Boxeo.

Pero… ¿Quién es este "Noni" Orozco que seguirá los pasos de Gregorio "Goyo" Peralta y Víctor Federico Echegaray, los únicos sanjuaninos que pelearon por títulos mundiales absolutos? Es un muchacho de 25 años, que desde niño le pelea a la vida. Un púgil que en dos años como profesional logró captar el interés de la gente que maneja el boxeo en el país y le consiguió la chance.

Nunca conoció a su progenitor y configuró la figura paterna en su abuelo Oscar Segundo Orozco. -"Yo le digo Papi", confió el joven deportista que hace siete años, cuando cumplió los 18, ingresó a la empresa constructora Galvarini en la que desempeñaba tareas su abuelo y trabaja en calidad de "tantero" -"cobramos según el trabajo que hagamos"- contó quien todos los días de 7.30 a 16, junto a un amigo sacán lonjas a sus físicos construyendo los pozos negros de las futuras casas de otros.

"Retorno a mi casa a eso de las cinco de la tarde, me ducho y parto para el gimnasio a trabajar con el profe Ojeda", explica este hombre que cuando tenía ocho años cumplía con las obligaciones de la escuela y trabajaba en una verdulería para ayudar a su madre a parar la olla que compartía con sus cuatro hermanos menores en la casita de la -por entonces- Villa El Naylon.

El trabajo que tiene no es permanente. "Soy tantero, me pagan según trabajemos. Ahora estamos haciendo un barrio de 110 casas en la calle 6 y Vidart. Tardamos cuatro días por cada pozo de 8 o 9 metros por 2,10 (profundidad y diámetro). Trabajamos más o menos seis meses y tenemos que esperar cuatro o seis meses hasta que nos vuelvan a llamar", explica para luego agregar que cuando no tiene que hacer pozos no le saca el cuerpo a las changas o a trabajar en las chacras. "De chico trabajé mucho en el campo, por eso siempre voy a laburar a la cosecha de ajos", amplió.

"Yo llegué hasta el octavo año y no quiero que pase lo mismo con mi hijo. Tampoco me gustaría que boxee. Para recibir los golpes, estoy yo" afirma, mientras aferra sobre su pecho al chiquilín medio adormilado que es su fiel miniatura.

Cuando se hizo profesional Orozco comenzó a recibir una ayuda, en calidad de beca, de la Municipalidad de Rawson y personificando aquel refrán de "que es de bien nacido ser agradecido", resaltó que gracias a ello puede seguir la dieta que necesita un deportista. "Si no fuera por la ayuda de la Municipalidad no podría comer como corresponde" contó el aspirante a la corona ecuménica de los plumas.