Martín Palermo y Guillermo Barros Schelotto, una dupla que hizo historia no solamente en Boca sino en todo el fútbol argentino, se hace indestructible a través del tiempo y ayer, por imperio de un destino insondable ambos volvieron a convertir después de mucho tiempo, en el último bimestre de sus carreras profesionales.
El "Loco" se sacó de encima el estigma de una veteranía que parecía haber mellado su olfato goleador después de 953 minutos, para redondear un 3-0 de Boca sobre Huracán, en tanto el "Mellizo" logró para su querido Gimnasia y Esgrima el empate en uno frente a Arsenal.
Ambos tantos fueron conseguidos en canchas ajenas y apenas sirvieron para mejorar los magros presentes de sus equipos, pero la historia de los dos fue, por esta vez, hasta más importante que el global, que sus propios equipos.
Martín y Guillermo son ídolos, de Boca ambos y de Gimnasia el "Mellizo", y ayer anotaron sus primeros goles en este torneo Clausura que lleva ya un largo recorrido de 11 jornadas.
Los dos soñaban al comenzar este certamen con una despedida conjunta en el impactante estadio Ciudad de La Plata, cuando el próximo 19 de junio Gimnasia y Boca se enfrenten por la última fecha. "Ojalá lleguemos a ese partido con Boca campeón y nosotros salvados de todo", se ilusionó Guillermo apenas confirmó su retorno al club del que surgió a la consideración pública "para dar una mano" y ayudar a salvarlo del descenso en su último semestre de carrera. "Sería bueno que nos encontráramos en la despedida con los dos festejando. Parece mentira que el destino vuelva a unirnos en ese partido", comentó por su parte Martín.
Martín y Guillermo. Guillermo y Martín. Dos platenses de ley que nacieron separados por los colores de Gimnasia y Estudiantes pero el destino, ese que todo lo puede, unió en Boca y estableció un lazo tan inasible como inquebrantable que los sigue llevando de la mano hasta el final, sin importar el tiempo ni la distancia real que pueda existir entre ambos.