Tal vez las obligaciones lo mataron. Es que en su búsqueda por ser protagonista de este torneo terminó pagando caro precio ante un rival que, en la previa, era ganable. San Martín perdió 1-0 ante Platense. Primero aguantó y después, en el final, sacó la lanza del guerrero. Pero está visto que con las ganas no alcanza. También hace falta buen juego. Y, a eso, el Verdinegro no lo tuvo. En realidad pareció perder la memoria. Porque nunca pudo afirmarse y alcanzar el nivel que venía mostrando. Ahora tendrá que armarse de nuevo y buscar revancha en Santa Fe, donde Unión lo esperará el sábado por una nueva fecha de la B Nacional.
El equipo sanjuanino no jugó bien en el primer tiempo. Para tener una idea, no fue ni por asomo lo que mostró en la fecha anterior ante los bahienses. Claro, hay razones y justificativos. Primero, ayer jugaba de visitante y, de paso, ante un equipo necesitado al cien por ciento. El Calamar, con sus limitaciones a cuestas, se llevó por delante al Verdinegro desde el principio. Sólo en una franja de la etapa -de los 15′ a los 30′- el equipo sanjuanino tomó un poco de aire, salió del asedio y contó con dos chances -ambas del Petiso Cuevas- que por poco fueron goles. Pero San Martín fue sólo eso. Porque Platense, amén de tener más la pelota, contó con más oportunidades para abrir el marcador. La primera, al minuto de juego, cuando Diz tiró alto. Y la última, cuando el arquero Verdinegro le tapó un tiro libre notable a Zunino. Esas fueron las más claras, pero en otras estuvo cerca.
Y, en el complemento, Platense encontró la alegría mucho más pronto de lo que todos imaginaban. La lógica era que San Martín acomodara sus líneas pero, en una distracción por el costado izquierdo de su defensa (Herrera ni Peralta reaccionaron), el local abrió la cuenta. Fue Rial, a los 6′, con un tiro cruzado el que hizo estallar a los sufridos hinchas calamares. El sanjuanino trató de reaccionar. Husaín entró más en contacto con la pelota y hubo preocupación para el arco local, pero sus desbordes no encontraron un jugador que los aprovechara. Fue un espejismo, porque Platense se volvió a acomodar y siguió atacando, y bien. Ya a los 15′ había creado otras dos situaciones netas de gol. Pero San Martín tuvo lo suyo: Sobre los 20′ Sosa reemplazó a Ceballos y, en la primera, casi empató con un cabezazo que lo sacaron sobre la línea. Por los cambios que metió Craviotto, San Martín se fue decididamente a buscar el empate. Claro, todo con infinitas imprecisiones. Y el paso del tiempo fue inexorable. El partido, en el final, se convirtió hasta en dramático. Por ahí hubo un penal al Pelado Díaz no sancionado y un par de chances netas para el Verdinegro. Pero no hubo caso. La amnesia le costó demasiado caro a San Martín.

