En mayo sufrió una caída que le causó doble fractura de pelvis y fisura de su cadera. Estaba haciendo lo que lo apasiona, comandando un caballo en una cuadrera en Valle Fértil. El Pingo se boleo hacia atrás y le cayó encima. Le dijeron que estaría un año en silla de ruedas, realidad a la que Raúl "Piquito" Maldonado no se resignó. Después de estar un mes y medio inmovilizado, comenzó lentamente el trabajo de kinesiología y ahora camina. Le cuesta, se traslada con las piernas separadas y el torso tirado hacia atrás, pero lo hace, convencido que su mejor terapia pasa por darse una vuelta por las caballerizas para hablar con los amigos y estar junto a su gran pasión, los caballos de carrera.
"He tenido varios accidentes, en 1990 Mendoza, vareando un caballo me golpeé en la boca del estomago contra la empalizada y lo sufrió el riñón, al que me tuvieron que sacar. Tengo fracturas en los brazos, las piernas y golpes en todo el cuerpo, pero este último, fue bravo. Además, no es lo mismo caerse a los 19 años que a los 38", contó este hombre que heredó de su padre Fausto el amor por un mundo atrapante que todos los 11 de septiembre convoca multitudes al hipódromo de Rivadavia.
Sabe que posiblemente no se suba más a un caballo, pero tiene en claro que su vida continuará ligada a ellos. "Creo que me voy a dedicar a cuidar caballos, pero antes debo pasar varios días por aquí para aprender todos los secretos". cuenta mientras acaricia a Magia Política, una yegua que correrá en una de las carreras complementarias.
"Piquito" recordó con nostalgia y gran precisión de detalles sus cuatro victorias. "La primera fue en 1989, con Guirola Dial, una muy buena yegua mendocina que preparaba Villalba. Yo en ese entonces vivía en Mendoza, donde me había ido muy pibe para probar suerte", explicó.
Muy sentida fue el triunfo de Refulgo, en 1998 por los aspectos extradeportivos que lo rodearon. "Yo había perdido a mi Viejo y no quería correr más y Rubén Amaya, el cuidador había perdido a su hijo, hacía poco. Dude, pero luego vino Rubén y me dijo -que más hubiera querido tu padre que verte correr, hacelo por él y por mi hijo-, ganamos y lloramos como niños", afirmó.
Pasaron cuatro años para que Raúl ganará otro clásico. En 2002 lo hizo con Yogui Boy. "Yo tenía que probar al caballo para darle la partida final, no pude ir porque nació mi primer hijo y Raúl Recúpero, el cuidador, me dijo que ese chico venía con el pan debajo del brazo. Como ganamos, mi hijo se llama Raúl, como nosotros dos", explicó.
El último triunfo fue en 2003 con Juan Centella. "Era el único caballo sanjuanino de seis y estaba pasando por un mal momento deportivo, pero ese día se levantó muy bien, la pista lo ayudó y ganamos", dijo mientras miraba la "cancha", como le dicen en la jerga a la pista. Lugar donde "Piquito" supo sacarle lo mejor a cada uno de los caballos que montó.

