Recorrer durante dos extenuantes semanas miles de kilómetros no fue sencillo. Alberto Ontiveros, fue el único piloto sanjuanino que le pudo hacer frente al Dakar, y ayer, en su regreso a San Juan, contó sus sensaciones por haber finalizado, aunque no se animó a confirmar su próxima participación. Es que tanto esfuerzo demandó la competencia que el ‘Puchi‘ prefiere disfrutar su momento y no adelantarse, sabiendo que las chances de repetir la experiencia, seguro le llegarán.

‘Por ahora estoy con muchas ganas de descansar. ¿Si existiera la chance de correr otra vez el Dakar? Hoy no se que haría. En algunos días cuando descanse y me recupere físicamente, ahí seguramente me van a volver las ganas de volver a correr. Y bueno si se da, seguramente estaremos‘, confió.

El piloto sanjuanino regresó el martes por la noche a la provincia con la satisfacción enorme de haber aprobado con creces su debut. Haber finalizado en el 38vo puesto de la general en motos para Ontiveros significa mucho y eso no solo lo refleja en sus declaraciones sino en la enorme sonrisa con la que se muestra. ‘Cumplí mi sueño. Tantos años de sacrificio, de lucha, de búsqueda, tuvo su premio. No es sencillo llegar y conseguir el apoyo fue muy importante. En el Dakar corren los mejores del mundo y estar entre los cincuenta con una moto estándar, con un presupuesto estable, y tener un buen resultado, te deja sumamente satisfecho‘, afirmó.

El Dakar no fue sencillo. Y menos para las motos (finalizaron 78 de las 196 que largaron), por eso el ‘Puchi‘ analizó cuáles fueron las etapas más duras: ‘La más dura desde lo físico fue la de Chilecito-Tucumán. Hacían más de 50 grados y era todo arena, con mucho campo traviesa. Después en la 9na y en la 11ra fue cuando se me rompió la torre de navegación‘, recordó.

El Puchi también confió que parte del sueño se comenzó a cumplir en la tercera etapa cuando el Dakar arribó a San Juan. ‘Llegar acá era parte del sueño, imaginate estar en los lugares que vos conocés. Cómo será la ansiedad que tenía por llegar que tuve problemas gástricos y largué tarde. Sabía que lo que viviría sería algo muy importante. Yo lo comparo con un jugador de fútbol que entra a jugar a un estadio lleno: el aliento del público era espectacular‘, contó quien en sus duros momentos se apoyó en la fe: ‘En las adversidades me encomendé a Dios. El primer día cuando salimos del vivac, se quedó sin batería la moto. La empujamos y arrancó, pero en el camino volvió a fallar, yo me moría si me quedaba en la primera etapa. Ahí le pedí a Dios que me ayudara, hice una promesa y a los quince minutos la moto no falló más‘, cerró.