Juan Martín Del Potro, la estrella en ciernes, y David Nalbandian, el símbolo argentino en la Copa Davis, se fundieron en un abrazo que si bien duró pocos segundos, autoriza a inferir que ambos tenistas festejaron ayer algo más que un acceso a semifinales.
Ese reencuentro entre Del Potro y Nalbandian acaparó la atención del público, que aplaudió a rabiar la actitud de ambos, unidos a un costado de la cancha, instantes después de que la Argentina concretara su éxito, aún con Juan Ignacio Chela y Eduardo Schwank en el court central. La historia de este equipo argentino supo de muchos desencuentros y errores clave, como aquellas discusiones antes y durante la fatídica final perdida ante España en Mar del Plata, en noviembre de 2008, con Del Potro y Nalbandian como protagonistas. Por eso, la unión en pos de un objetivo que dejaron tácitamente establecida ambos tenistas invitan a soñar con que este puede ser el año, al margen de que casi seguro le tocará Serbia, un rival muy difícil, como visitante y con el extraordinario Novak Djokovic, número uno del mundo. Con el abrazo de ayer, Delpo y Nalbandián enterraron sus diferencias.
Por amor a la celeste y blanca

