A dos días del inicio del Mundial de básquetbol en Turquía, ninguno de los 24 equipos intervinientes tiene una figura descollante, llamado a ser el líder y hombre clave en el juego de su selección. Porque a la ausencia del "Dream Team" entero de EE.UU, hay que agregarle el argentino "Manu" Ginóbili, el español Pau Gasol, el ruso Andrei Kirilenko, los franceses Tony Parker y Ronnie Turiaf, el alemán Dirk Nowitzki, el australiano Andrew Bogut y el chino Yao Ming, entre otros.
Como consecuencia, una segunda línea aparecerá en acción en Turquía con el anhelo de pegar el "salto de calidad’ para ser el MPV (jugador más valioso) y porqué no, sumarse a la lista nombrada anteriormente.
En ese selecto grupo con grandes aspiraciones, el pivote argentino Luis Scola se perfila para quedarse con el cetro. Luego aparecen una lista con basquetbolistas que en su mayoría militan en la NBA (ver aparte).
Las estadísticas establecen que las figuras no garantizan un triunfo. Un ejemplo de ello resultó la Selección Argentina de la denominada "Generación Dorada" que en el Mundial de Indianápolis 2002 sorprendió con su segundo puesto (perdió la final ante Yugoslavia), cuando ninguno de los albicelestes brillaba en la NBA ni eran una estrella mundial indiscutida. Sabido y aceptado eso, está claro que el Mundial de básquetbol de Turquía será el torneo internacional más pobre de nombres rutilantes de las últimas dos décadas, en el que habrá que estar atentos para buscar a los sucesores de las nuevas estrellas que van por el cetro.

