Messi es espejo para muchos. Por su perseverancia y profesionalismo desde chico que lo llevó a triunfar en el fútbol, el crack rosarino es el ejemplo para todos los pequeños que sueñan ser como él con la redonda. Ese camino de sacrificio viene realizando Máximo López, un chiquito que a sus siete años, ya fue convocado tres veces por el Barcelona Fútbol Club, que en sus infinitas pruebas evalúa a esas pequeñas promesas del fútbol para que en un futuro puedan llegar a ser estrellas.

Máximo pertenece a la Escuelita de fútbol de Peñarol “Catita Moreno”, allí es capitán de la categoría 2007 y se luce en las prácticas, no solo por lo que aporta futbolísticamente en su rol de enganche o “diez” tal como el pequeño se describe, sino por lo que aporta al grupo, y eso es lo que más valora su entrenador.

Hace unos días el chico viajó para una nueva prueba del Barcelona que se realizó en Brasil. El vínculo del pequeño con la institución catalana, comenzó hace un año cuando en una Clínica Deportiva realizada en Itaparica, Brasil, Máximo se probó con seis años y fue citado nuevamente a San Pablo. Pero a esa prueba el sanjuanino no pudo ir y nuevamente lo citaron para otra evaluación en Porto Alegre hace poco más de un mes. Allí, a fines de julio, Máximo sí asistió y quedó en el selectivo de 600 chicos de todo el mundo que se encuentra participando por estos días del primer torneo de Escuelitas de Fútbol de Porto Alegre (donde estará), Brasilia, San Pablo y Río de Janeiro. “Estoy muy contento y con muchas ganas de poder ir. No estoy nervioso, solo quiero ir a jugar” contó antes de partir el pequeño jugador que lejos de reaccionar como cualquier chico de su edad, no se mostró reacio a las entrevistas.

El pibe ya se encuentra en Brasil junto a su papá Daniel, quien prefiere un perfil bajo para su hijo y no crearle falsas expectativas ni mucho menos sueños de estrellato. Claro, si el Barcelona puso sus ojos en él, por algo debe ser, igual el progenitor prefiere ir paso a paso. Cabe destacar que en cada citación, el club español se hace cargo de los pasajes y la estadía del jugador, por lo que su acompañante debe costearse sus gastos por su cuenta.

Máximo, prácticamente nació con el fútbol en sus pies. Lejos de heredarlo (su papá contó que nadie en la familia jugó antes ese deporte), el chico arrancó en la Escuelita de fútbol “Jugá en Primera” a los cuatro años, pero desde mucho antes ya insistía con la redonda. Después, pasó por “Rufrano” y hoy por hoy viene de consagrarse campeón del Torneo de la LIFI con la Escuelita de “Catita Moreno”. Fanático de Peñarol e Independiente de Avellaneda, el chiquito dejó en claro cual es su sueño: “Quiero seguir jugando al fútbol hasta cuando sea grande y ser como Messi”. Así de transparente se mostró Máximo. El chiquito que hoy -al igual que miles de chicos de todo el mundo- están en los ojos del Barcelona. La cuna donde creció un gigante llamado Messi. Ese que todos sueñan con ser como él.