En una serie interminable de disparos desde el punto penal tras igualar 1-1 en un pobre partido en el tiempo reglamentario, Boca superó 11-10 a Olimpo de Bahía Blanca en Catamarca y se metió en cuartos de final de la Copa Argentina. Mouche acertó luego que Franzoia le tirara afuera y en la siguiente instancia se medirá con Rosario Central.
El partido fue flojo, porque Boca si bien hizo el control no mostró todo su potencial con el equipo muleto que presentó. Mostró poco, en el medio no armó juego y por las bandas no fue solución. A Cristian Chavez le faltó para armar el juego y sólo Pablo Mouche hizo algo positivo.
Mientras que Olimpo buscó salir rápido y ganando las espaldas de Juan Sánchez Miño, pero le costó demasiado y no lo pudo plasmar en los metros finales. Andrés Franzoia tuvo una tibia intención.
La única del primer tiempo fue para el conjunto de Julio César Falcioni y recién el final de la etapa inicial. A los 42’ Nicolás
Blandi lo tuvo en dos ocasiones, sin embargo el arquero Matías Ibáñez apareció con toda su clase.
El complemento tuvo en el inicio una chance interesante para Boca. Iban apenas 4’, Mouche desequilibró por derecha, envió el centro y cuando Blandi iba a marcar, Gabriel Díaz se la sopló y la mandó al tiro de esquina. Boca le puso más entusiasmo, explotó los laterales y si bien concretar estuvo lejos, lo hecho en menos de un cuarto de hora fue mucho más que lo desarrollado en los 45’ iniciales.
Mouche se cargó el equipo al hombre y lo abrió a los 16’ con una jugada impecable. Desde la mitad de la cancha la comenzó Chavez, pero el mérito fue todo de Mouche, porque se sacó con un movimiento de cintura la doble marca de Olimpo y remató cruzado para que la pelota diera en el palo en ingresara.
Boca lo tenía para liquidar, pero infantilmente Diego Rivero lo “bajó” a Laso en una jugada sin peligro. Penal que a los 24’ Martín Rolle convirtió para dejar otra todo en igual. Que lo sirvió a los dirigidos por Perazzo para tomar el protagonismo que antes se les había negado. Y mientras Olimpo atacaba, Boca apostaba a la contra. Falcioni metió a Sergio Araujo para tener mayor potencia ofensiva.
Pero el desnivel nunca llegó y la definición se dio desde los penales, que tras 13 ejecuciones por cada lado, Boca sonrió.

