La victoria conseguida ayer por el Bebe Aguero es el resultado de la lucha diaria de un ciclista por tratar de mejorar, de superarse, de encontrar su techo. Emanuel, que por derecho propio se ganó un lugar y se hizo de un nombre en el pelotón local y también en otras provincias, no había empezado bien el año. Un cuarto puesto en el circuito 9 de Julio y dos séptimos lugares en los circuitos Escudero y Carrizo Luna, se ajustaban poco a su costumbre de ocupar uno de los tres primeros escalones en el podio.
Ayer, después de un embalaje electrizante, volvió a levantar los brazos al cielo y festejó un triunfo propio. “Fue una carrera muy rápida en la que siempre se anduvo a los piques”, comenzó diciendo el triunfador cuando se lo consultó como había sido su competencia.
A la hora de analizar el final, Emanuel fue muy sincero: “En la calle Nacional me había quedado muy atrás y mis compañeros me trajeron hasta ponerme bien arriba, en los metros finales, por calle Arenales, con Ibarra (Emiliano) pudimos ubicarnos detrás de Escuela y Lucero (AVF) y esperé hasta llegar a mis metros para atacar. Lo importante fue no desesperarme en ningún momento”, confió el hombre veloz de Forjar Salud que logró su primer triunfo desde su regreso a las rutas.

