Río de Janeiro, TELAM
El Mundial de Brasil 2014 colocó a Lionel Messi en la galería de próceres del fútbol argentino pese a no rubricar con el título todos los galardones logrados a nivel personal y en su club, el Barcelona de España. El crack Messi fue el mejor jugador del equipo que culminó en el segundo lugar del torneo al caer en la final ante Alemania 1-0 en la prórroga. Aunque, es cierto, mantiene aún la deuda pendiente del título con el seleccionado argentino mayor. Sin embargo, el jugador fue el artífice de la llegada hasta la instancia definitiva y fue galardonado con el premio de mejor jugador del Mundial, por la FIFA. No es poco.
No caben dudas que el rosarino, de 27 años, es el mejor jugador del mundo hace varios años. Su actuación en el Mundial y en su club lo certifican, pero es innegable que su número en la Selección le son esquivos: apenas consiguió dos coronas y ambas fuera del combinado mayor. Messi consiguió únicamente el título mundial juvenil en Holanda 2005 y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 con un combinado Sub 23 ‘reforzado‘.
En Brasil, la ‘Pulga‘ jugó un buen certamen, sobre todo en la primera fase, donde fue el líder del equipo que clasificó en el primer lugar del Grupo F y goleador con cuatro tantos, pero su nivel bajó en las instancias definitorias.
A partir de octavos de final, dejó de ser el jugador influyente que comenzó el torneo y se mostró desgastado físicamente después de una temporada de lesiones, de malos resultados en su club y quizá el peor a nivel rendimiento individual de la carrera del jugador. Después de un muy buen primer semestre de la temporada 2013/2014, el jugador comenzó a mermar su rendimiento y a partir de ahí la idea que sobrevoló en el ambiente fue clara: está preservando su físico para ganar el Mundial, su cuenta pendiente. La realidad mostró otra cosa, la idea de ‘preservar‘ no tuvo correlato en su actuación. El físico le falló en la recta final a pesar de ser el jugador más peligroso en ofensiva que contó el equipo.
Sus experiencias mundialistas antes de Brasil no fueron nada afortunadas, debutó en un Mundial en Alemania 2006 con 18 años ante Serbia y Montenegro (6-0) y a los 15 minutos de su ingreso al campo de juego anotó su primer gol, el debut perfecto. Cuatro años más tarde, en Sudáfrica 2010, con mayor experiencia, no pudo ser el jugador desequilibrante de la Selección dirigida por Diego Maradona.