La apuesta, tan simple como riesgosa fue así: si una persona común, con trabajo, familia y hasta sobrepeso (15 kilos de más), puede prepararse en un año para llegar al Ironman y no morir en el intento. Y el protagonista del ‘experimento’ fue Daniel Sousa (39), el único sanjuanino que corrió en Brasil esta tradicional competencia de triatlón, que desafía la resistencia física y mental por sus desgastantes 225,8 kilómetros de recorrido total, un equivalente a 4 y medio triatlones olímpicos. Sousa tardó 14 horas 20 minutos en completar el Ironman Brasil 2009 y cumplió con el curioso desafío.

"Fue algo así como un experimento en donde yo fui conejillo de Indias. Todo nació de un desafío de Jorge Giampietro, quien corrió varios Ironman. Y lo que parecía un sueño fue tomando forma. El proyecto de que una persona como yo, que trabaja y tiene familia, pudiese correr una prueba de este calibre de pronto tuvo una fecha de inicio: 1 de junio de 2008. Y fue un año exacto de entrenamiento que se concretó en el Ironman de Florianópolis, hace unas semanas. Todavía no lo puedo creer", contó Daniel de un tirón.

Aquel 1 de junio, Daniel arrancó con 15 kilos de más. Estaba en 86 y el Ironman lo largó con 71 kilos. En carrera perdió otros cuatro. "Mi entrenador fue Gustavo Milla, pero sin el apoyo de mi esposa Angela y mis hijos Paula y Emiliano, de toda mi familia, esto hubiera sido imposible", apuntó Daniel, quien es traumatólogo y médico deportólogo.

El proceso no fue fácil. Si bien Daniel tenía algunos y distanciados antecedentes de triatlón, un Ironman es como el día y la noche. "Mis horarios de entrenamiento eran muy locos. Por ejemplo, salía a correr a las 4 de la mañana, nadaba en la siesta y andaba en la noche, o a veces al revés. Y en el medio, el trabajo y la familia. Fue un año de mucho sacrificio y varias veces estuve a punto de largar todo, especialmente en los tirones largos de bicicleta, de 200 kilómetros, que por mis horarios muchas veces hice solo. Pero siempre había una palabra de aliento que me obligaba a seguir", relató Sousa.

En la última parte del ciclo, los entrenamientos se hicieron más intensos, lo que hizo más difícil todo. "Llegó un momento en que entrenaba 5-6 horas por día, el resto trabajaba y entonces trataba de dormir lo poco que me quedaba", dijo.

Hasta que llegó el momento de competir y Sousa fue uno de los 1.500 participantes de distintas partes del mundo que enfrentaron el largo y trabajoso desafío de convertirse en un Hombre de Hierro. "La carrera la disfruté a pleno, estuve entero (físicamente) todo el tiempo y me sentí muy feliz en cada kilómetro que superé. Me demostré que con dedicación y sacrificio, se puede concretar un sueño", confesó.