“No lo puedo creer. Es increíble lo que estamos viviendo. No me va creer, pero tengo ganas de llorar”. Así graficaba la situación Lilia Heredia de Jofré, una jachallera que junto a las mujeres del Grupo de Adultos mayores “Atreverse”, se aprestaban a vivir una jornada histórica para el pueblo. Era día laboral, pero nadie trabajó ayer en Jachal. Todo el pueblo salió a la calle a vivir el paso de la Vuelta Internacional a San Juan que partía desde ese lugar rumbo a Valle Fértil. Y esa misma postal se repitió después, en la siesta, en ese departamento del Noreste sanjuanino. 

 

La famosa y esperada etapa de “La 150”, que había despertado expectativa desde el anuncio, no defraudó a nadie. Curva y contracurva. Cerro y precipicio. Con tonalidades distintas en los cerros que hacían del lugar un paisaje único. Hasta esos lugares insólitos subieron los fanáticos para esperar la carrera. Ahí, en lo alto, el humo de los asados con jarilla ponía el toque que faltaba. Tras llegar a la cima, llegó el descenso y el camino buscando al Valle. En el ingreso a Ischigualasto, Baldes del Rosario y Usno, todos los pueblerinos salieron a la ruta. Hasta que llegó lo mejor: San Agustín completo salió a recibir a la Vuelta y para bajarle el telón a una gran jornada, Maxi Richeze le regaló a los vallistos un triunfo bien argentino, como para que el pueblo siga celebrando…