Era el partido clave. El que tenía que ganar San Martín. Había mucho en juego y lo sacó adelante con un justificado triunfo sobre Gimnasia de Jujuy por 2-0. Volvió a tener la identidad de la primera rueda. La potencia en todas sus líneas para terminar pasando por encima al rival -que de haber ganado hubiese sido líder-. Superó todas la expectativas con un equipo que tuvo varios cambios de nombres y en esa apuesta que redobló, la victoria no sólo lo puso en la más alta de la tabla, sino que le sacó 10 puntos al sexto y con 6 juegos por delante, el triunfo de anoche tuvo olor a ascenso en un paso más que gigante para el sueño.
Le costó el primer tiempo, porque fue muy trabado y disputado en el medio, donde mordió y corrió siempre. Y explotó en el complemento donde dejó sin chance alguna al Lobo, amplió la diferencia y manejó los tiempos, el partido, la pelota y nunca puso en duda el triunfo.
El gol de Renzo Vera a los 45’ del primer tiempo de penal, fue el envión para en el complemento volver a ser ese equipo sólido, potente, firme en el fondo, recuperador y veloz en los metros finales. San Martín regresó a ser San Martín en un partido determinante.
En el parcial inicial erró demasiado. A los 9’, Gelabert, la tiró por arriba del travesaño. Sobre los 17’, en jugado colectiva, Figueroa remató cruzado y a los 28’, Figueroa metió un buscapié y reaccionó el arquero Ojeda.
Gimnasia respondió sobre los 34’, con un centro pasado, que la defensa se confió, Peralta la metió al área y Ereros cara a cara con Ardente disparó muy mal.
Lo que siguió, dentro de esa lucha en el medio, lo resolvió mejor en ataque el Verdinegro. Hasta que a los 43’ López le cometió infracción a Dalla Costa, Delfino cobró penal y expulsó al defensor visitante, y Vera abrió el marcador con un remate fuerte y al medio. Incluso San Martín pudo ampliar antes del entretiempo, pero lo atoraron a Figueroa cuando sacó su disparo.
Y ya en el segundo tiempo el equipo de Forestello justificó toda su labor. Tocó, jugó y Gimnasia nunca le pudo sacar la pelota. Dominó, hizo correr el fútbol y fue cocinando a su rival en base a los criterioso que fue y sin volverse loco. Figueroa tuvo el gol en dos ocasiones, pero finalmente fue Javier Capelii, que a los 25’ metió el frentazo que se coló en el segundo palo tras capitalizar un tiro de esquina.
Incluso luego Salas pudo ampliar pero la pelota pegó en los dos palos y no entró. Así, el final fue con el grito de “ole, ole” desde la tribuna, para un San Martín que resurgió y sueña despierto con argumentos sólidos.

