Rubén Darío Forestello tuvo su revancha. Así como en el el 2013 descendió de Primera con San Martín perdiendo ante River teniendo una brillante campaña (le faltó un triunfo para lograr la permanencia), para este semestre llegó con una obligación, la de ascender cueste lo que cueste. Y ayer el Yagui lo logró. Le devolvió a San Juan la plaza en el fútbol grande de AFA y cumplió con su objetivo, ese que se trazó antes de iniciar el torneo cuando le adelantó a DIARIO DE CUYO que con 30 puntos ascendía. Ayer llegó a los 31 y lejos de un festejo fervoroso, mientras todos los jugadores daban la vuelta olímpica y deliraban con los hinchas. Él se quedó sólo en el banco de suplentes, como haciendo su propio balance y luego se marchó al vestuario. Decidió no dar la habitual conferencia de prensa y entre algunas palabras que esbozó dijo que “mañana (por hoy) decido si sigo o no”, dejando abierto un futuro incierto y reflejando sin decirlo, que no está del todo seguro para tomar al equipo y hacerle frente a la temporada en Primera.
“Tenemos que hablar porque para jugar en Primera hay que replantearse muchas cosas para no hacer un papelón”, tiró al respecto sobre su futuro.
Mientras que resaltó que con lo conseguido ayer “es una etapa cerrada ya y por eso lo festejo con total tranquilidad”, y que “pudimos volver a poner a San Martín en el lugar que perdimos en mi paso anterior por la institución”.
Al momento de hacer un balance fue escueto: “Considero que el fútbol es parejo y el equipo logró una gran primera rueda, después costó mucho la segunda y por eso el ascenso se dio en la última fecha”.
No obstante, y fiel a su costumbre, se mostró agradecido por el apoyo y cariño que siempre sintió. “Soy un eterno agradecido de los sanjuaninos por el todo lo que me han dado, lo que alentaron hoy (por ayer) y porque pudimos retribuirles todo lo que no han dado en este tiempo”.
Las pocas palabras de Forestello y sus gestos dejaron una incertidumbre y que algo no está bien en el seno del vestuario.

