Sebastián Ariel Penco es sinónimo de gol. Eso está claro. Más allá de que algunos, increíblemente, le puedan discutir cosas a este nueve, que hace rato es el segundo máximo artillero en la era profesional de San Martín. El Motoneta volvió anoche a su amor que es el gol y en su festejo no hubo la clásica motoneta, sino un festejo con mucho desahogo hacia su pareja.

Penco, quien tiene 36 goles en las tres campañas que suma en el club de Concepción, había tenido un par de chances claras antes de marcar. Ambas habían sido mediante sendos cabezazos a los que le faltó puntería para cumplir con el objetivo de doblegar a Bologna. Pero la tercera fue la vencida para el nacido en Morón. A los 43’, tras un córner lanzado por su compañero en la habitación de la concentración, Poggi, el nueve metió el cabezazo letal. Para que el uno santafesino no pudiera hacer nada y para que el nueve se reencuentre con la red. Para que salga a festejarlo como loco justo hacia el medio del campo de juego. Y para que eleve su brazo dedicándoselo a su pareja en la platea Oeste baja. Esta vez la motoneta debió quedar para otro momento, tal cual paso por única vez con aquel gol que le marcó a Almirante Brown a fines del año pasado, en aquel caso por tratarse de su ex club.

SP9 ya había marcado dos goles en este Apertura. El primero fue ante Banfield, de penal y también en Concepción; mientras que el otro resultó en Mendoza, por el clásico contra Godoy Cruz.

Después llegó la sequía e incluso aquel penal fallado ante Arsenal, en Sarandí. Anoche tuvo su descargo tan esperado, porque tal cual reconoció más de una vez Penco “cuando no convierto me pongo fastidioso, soy otro. Pero siempre mi novia me banca en todas”. De ahí su celebración...