Esta vez no fue con la mano pesada, de noqueador, que afirmó en la previa tiene su equipo según el propio técnico, Daniel Garnero. En este caso resultó con el overol puesto y el corazón en la mano. Con un Poggi clave nuevamente mediante un tanto que cotiza tanto como el oro. El 2-1 contra Gimnasia de Jujuy es el mensaje de que San Martín está para soñar, para pensar en volver sin escalas a Primera. Un dato así lo delata: es la segunda vez en la temporada que da vuelta un partido que comenzó perdiendo y lo hizo frente a un rival directo por una Promoción, esa que pareció asegurarse anoche en un Hilario Sánchez que se cerró con el clásico "vamos a volver" de la multitud que acompañó al equipo. Quedan quince puntos en la recta final de la temporada y Garnero tiene a sus dirigidos en el punto más alto desde su llegada. Ayer demostró que no sólo gana partidos con eficacia, también los hace con valentía. Con paciencia para desarmar una telaraña planteada por los norteños desde que pitó Baliño por primera vez. San Martín está cerca. San Martín sueña. Que no lo despierten…
Pero el final feliz tuvo un comienzo triste y preocupante. Es que a los 3′ Benedetto se filtró increíblemente por el medio de la defensa sanjuanina y no abrió el score porque le faltó pimienta en su remate que contuvo Pocrnjic. Seis minutos más tarde la historia iba a ser letal: Luna hizo un jugadón por izquierda, caño incluido a Alderete, y puso arriba a los visitantes con una exquisita definición. Tal cual pasó con Tiro Federal otra vez abajo en el marcador antes de los diez minutos. Pero anoche demostró que había aprendido la lección y lo igualó un par de minutos después con un zurdazo de Messera, tras bajarla por el segundo palo el gigante Poggi. Entonces se vio lo mejor del Verdinegro, con Roberval y el Enano bien definidos como extremos y siempre tratando de encontrar a Penco por el centro del área. En la única que tuvo el nueve en la noche su frentazo terminó despejado con lo justo por Bangardino. Gimnasia estaba metido atrás y casi ni intentaba la contra. Cerca del cierre del parcial se le fue expulsado Machado y su idea se potenció. Casi Galarza lo pone arriba al local con un derechazo que otra vez encontró una gran respuesta del uno.
Los nervios se potenciaron en el complemento. Garnero movió el banco y trató de darle claridad al equipo en los metros finales. Con Messera ya fatigado (volvió a ser titular tras siete partidos) el rol de conductor fue alternando entre Videla y Alderete, pero faltaba el pase preciso al corazón de la defensa jujeña. El público empujó desde las tribunas y el premio llegó a diez minutos del cierre. Mas lanzó un centro que Penco lo anticipó en el medio del área y la metió para el área. Entre los gigantes rivales se erigió Poggi, de apenas 1,64 metros de estatura, y de cabeza puso el segundo. Para sacarse la camiseta y tirarla al viento. Para recordar a su hermano fallecido hace tres años. El final fue de un aguante lógico por todo lo que se jugaba. Baliño pitó por última vez y la misión se cumplió. Unión está cerca, tanto como el sueño de volver.

