Sin pausa. Sólo la tarde del lunes libre tras el viaje de más de doce horas en colectivo desde Chile y ayer por la mañana, a las 8.30 nuevamente al conocido Hilario Sánchez a entrenar. El plantel de San Martín tuvo un regreso agitado a San Juan, después de los quince días en el país vecino. Es que más allá del entrenamiento de tres horas en pleno sol de Concepción, a las 10.23 se produjo una contingencia poco conocida para la mayoría de los players: un temblor. El movimiento sísmico, fue sentido por pocos debido a que la mayoría estaba jugando un reducido, pero uno que fue la excepción resultó el uruguayo Nacho González quien no dudó en afirmar "se me movió todo".
A diez días del reestreno en la temporada, ante Platense en Vicente López el viernes 29, Hrabina y sus dirigidos tuvieron su retorno al estadio del líder de la B Nacional. Quince días alejados de la provincia trajeron novedades, sobre todo en los pelos de los players. Uno de los que más se destacó por su metamorfosis fue Gustavo Toranzo, quien mantiene la trencita a lo Rodrigo Palacio, pero que ahora acusa un corte mohicano en su cabellera morocha. También apelando al rapado, Leonardo Sánchez mostró su pelo cortito y con varios cortes horizontales al mejor estilo cantante de rap norteamericano. Del otro lado de la escasez de cabello, están los Guillermo Pereyra e Ignacio González, cuyos rulos agigantan sus melenas. El bronceado es un gran motivo de cargadas entre los jugadores. Uno que siempre sale mal parado y está en la mira de los Omar Gallardo o Gastón Stang, es el paraguayo Líder Mármol, acusado de tener un color "blanco muerto".
El trote y posterior fútbol en espacios reducidos provocó que pasadas las 10 la actividad fuera plena en la cancha. Aunque González, quien está trabajando en ciertos momentos de manera diferencia por su pubilagia, se quedó a un costado. Fue en ese momento cuando el suelo sanjuanino se movió por tercera vez en tres días consecutivos. Esta vez con una intensidad de 4.3 en la escala de Richter. Cuando al zurdo le confirmaron que lo que sintió fue un temblor, no dudó en sacar el instinto humano y tomarse del alambrado. "Se movió todo. Me pegué flor de susto", tiró sonriente post práctica. Sus compañeros pasaron por alto la novedad, pero Nacho tuvo su primera vez con unos viejos conocidos de los sanjuaninos: los temblores.