Hizo lo suyo. Tenía que ganar, y ganó. Es cierto, podría haberlo hecho por una diferencia mayor que ese cerrado 1-0 del final pero nadie le puede quitar los méritos al esfuerzo generalizado con el que jugó. San Martín venció por la mínima diferencia a Gimnasia y Esgrima La Plata en la Promoción por un lugar en Primera División, en el partido de ida que se jugó en Concepción. Y ahora, en la revancha del jueves en La Plata, contará con un hándicap especial: Sólo con el empate lo catapultará a la elite del fútbol argentino. Es decir, toda la presión será para el equipo platense. Que, pese a jugar en su casa, tendrá que ganar si quiere seguir en Primera. Pero esa es otra historia. Antes, la de anoche, salió a pedir de boca para los muchachos de Daniel Garnero…

Partido duro. Cerrado. Trabado. Jugado a dientes apretados. Con marca y presión por todos lados. Con las hinchadas alentando siempre. Entendiendo aquel esfuerzo supremo de los jugadores. Y en ese panorama, San Martín empezó a inclinar la balanza en su favor. Porque empezó a entender que se tenía que llevar por delante a su rival. Que debía abrirlo por los costados y no chocar con la nutrida defensa que había diagramado el Lobo platense por el medio.

Entonces empezó a valer el trabajo de Quiroga y de Canuto por los costados. Y también el de Roberval por afuera. Gimnasia no se quedó y preocupó con un tiro por elevación del Mellizo Barros Schelotto, que vio adelantado a Pocrnjic.

El local tuvo una clara a los 22′ cuando, de contra, desbordó Quiroga y Roberval estuvo cerca. El partido volvió a ser parejo. Pero a los 34′, se dio una jugada que fue de inflexión para su futuro. Un tiro libre de Cantero fue peinado por Zamponi. La pelota cayó en Roberval por la derecha. El brasileño ensayó un centro mezclado con un tiro al arco y se le dio la mejor. La fuerza del disparo desacomodó a Benítez, que la tocó y descolocó a su arquero. Gol y delirio Verdinegro. Dentro y fuera de la cancha. Con la tribuna de las 8.000 almas gritando y saltando a más no poder. Era la diferencia buscada. Y se estaba dando.

Gimnasia asimiló el golpe y trató de reaccionar. Pero San Martín se abroqueló bien y con un Grabinski como estandarte se paró firme atrás y la siguió luchando en el medio hasta que el primer tiempo llegó a su fin.

Desde el inicio del complemento, al Verdinegro se lo vio aún con más ínfulas. Lógicamente consideraba que la ventaja era buena, pero si se aumentaba, aún mejor. Gimnasia se vio desbordado y tardó en reaccionar. Entonces, Canuto tuvo el gol pero reaccionó el arquero Monetti. Después Quiroga elevó un cabezazo y 10′ más tarde se despachó con un tiro libre que el arquero visitante sacó de manera notable. Estaba claro que si San Martín apuraba a Gimnasia, elevaba su diferencia.

Garnero ensayó cambios. Mandó a Barreiro primero y a Poggi después. Pero ese ir constante para adelante cansó al Verdinegro. Por eso el Lobo tuvo sus diez minutos de dominio. Preocupó, porque tocó la pelota con precisión y escaló hasta el fondo. Pero sólo fue ese lapso. Porque en la recta final, otra vez el local tomó la manija y fue buscando el segundo más con fervor que con ideas.

Hasta que llegó el final del primer capítulo. San Martín hizo lo suyo: Ganó. Ahora la obligación es de Gimnasia. Eso sí, para vencer a este Verdinegro tendrá que mostrar mucho más de lo que hizo anoche. Mientras que el sueño sanjuanino está más cerca.