EL CAMPEÓN. Desde 1981, cuando ganó el francés Bernard Hinault, no ganaba la "clásica" un ciclista con la malla arco iris.

El ciclista eslovaco, actual triple campeón mundial, Peter Sagan (Bora-Hansgrohe), ganó ayer la 116ta edición de una de las cinco carreras de una etapa denominadas "monumento": La París-Roubaix. La victoria del mediático pedalista se dio en un embalaje mano a mano con el campeón suizo Silvan Dillier (Ag2r La Mondiale), con quien edificó una fuga en uno de los tantos tramos adoquinados, cuando faltaban 55 kilómetros para el final de la prueba.

La París-Roubaix, conocida popularmente como "el infierno del norte" por todos los obstáculos que deben sortear quienes la corren, superando medio centenar de kilómetros de "pavees" (adoquines) en los 267 kilómetros de extensión, muchas veces con lluvia y barro.

Tercero culminó el holandés Niki Terpstra (Quick Step), reciente ganador del Tour de Flandes, quien no vio peligro en el ataque de Sagan y cuando reaccionó fue tarde.

La muerte del ciclista belga Michael Goolaerts (Vérandas Willems-Crélan), de 23 años, producto de un paro cardíaco, enlutó el festejo del ganador de la carrera denominada "clásica de las clásicas".