La voz se le quebró porque es un ganador nato y lamentó haber quedado nada más que a 11 segundos de la medalla de oro. "La gente me empujó con su aliento, les agradezco a ellos que me hayan ayudado. Por ellos apreté al final y pude acercarme más a los punteros", dijo Saldaño cuando analizó la carrera.
Contó que no había utilizado el pulsómetro porque de los nervios se lo había olvidado. "No quiero poner excusas, pero regulé mucho al principio. Corrí sin el pulsómetro, es que en la mañana me enteré que me habían robado en mi casa y me costó concentrarme. Posiblemente si hubiese tenido el pulsómetro habría hecho un ritmo más parejo", afirmó quien con sus 24 años no quiere resignarse a que dentro de un par de años, o probablemente el año próximo, sea quien empiece a dominar en la especialidad de andar en solitario.
La bronca acompañó a Saldaño durante toda la carrera y no es para menos. La casa que esta arreglando en La Bebida para irse a vivir con su familia fue saqueada antenoche por ladrones que le rompieron y robaron el bajo mesada, los sanitarios del baño, rompieron puertas y se llevaron hasta una puerta corrediza que aún estaba embalada. "Aparte se llevaron una hormigonera y las herramientas de mi cuñado que estaba trabajando allí", agregó su padre quien lamentaba que le hubiesen dado la noticia a Emanuel. "Si me hubiesen avisado a mí no le hubiésemos dicho nada hasta que concluyera la carrera", contó su progenitor.
Así y todo, Saldaño corrió. Lo hizo por sí mismo y por la gente. Así y todo, logró un importante cuarto lugar, que puede parecer poco, pero que es mucho.