La etapa a la Difunta Correa, esa que por su exigencia y dureza podía haber modificado el orden en la clasificación general de la 28va. Vuelta Ciclista a San Juan, pasó sin pena ni gloria. Los equipos que tienen hombres arriba prefirieron guardar energías pensando en lo que resta y las únicas alternativas fueron los embalajes por las metas intermedias. Ganó, cortado, Jorge Pí (Municipalidad de Pocito A), que se escapó pasando el aeropuerto de Las Chacritas y llegó al velódromo con 1m.31s. de ventaja sobre el chileno Luis Mansilla, que lo escoltó y con 2m.10s. de luz con respecto al pelotón donde arribaron rodando tranquilamente, el líder Emanuel Saldaño y todos los ciclistas que le están disputando la carrera.

Una escapada temprana de Juan Gáspari y Marcos Crespo, mientras transitaban por La Legua, les permitió a ambos repartirse una meta bonificada (Gáspari) y una sprinter (Crespo). Llegaron a tener 1m.38s. pero cuando pasaron el control forestal y se encontraron con el viento, que a veces les pegaba de contra y otras de costado, decidieron frenar su andar y esperar al pelotón, donde viajaban tranquilos los hombres que disputan la general.

El tramo de ida y vuelta hasta Vallecito, por momentos, fue un martirio para los ciclistas. Las calientes oleadas de viento que arrastraban tierra condicionó su tarea. Intentar alguna fuga que los obligara a andar solos era -pensando en lo que resta- hasta imprudente.

Así fue que sólo algunas pinchaduras, como las que sufrió Ricardo Escuela, alteraron la tranquilidad del enjambre multicolor. El barrealino, ubicado tercero, a 24 segundos, en la general recibió la ayuda de sus compañeros para retomar la marcha del pelotón, donde en ningún momento los hombres de los equipos rivales se inmutaron para tratar de sacarle diferencia.

Recién en los cuatro kilómetros de ascenso que tiene la Cuesta de las Vacas se atomizó el grupo mayoritario y Marcos Arriagada (Selección de Chile) demostró sus cualidades subiendo. El doble ganador de la Vuelta de su país y ganador de una Vuelta de Mendoza, se quedó con las tres metas (Caputo en la ida, y la cima de la Cuesta, ida y vuelta), solamente en la última Juan Pablo Dotti se animó a inquietarlo.

Después, todo igual, hasta que en el Aeropuerto, Pí se subió al avión y se adueñó de todos los aplausos.