Lágrimas, muchas. Pero de emoción. Esa fue la imagen que expresaron el sentimiento vivo que sienten los argentinos por los colores de este país. La Selección Argentina venció a Holanda en semifinales y los sanjuaninos otra vez tuvieron motivos de sobra para festejar. La convocatoria de ayer, superó ampliamente los festejos sanjuaninos en ese lugar en lo que va del Mundial. Tanta fue la cantidad de gente que se acercó a festejar a la plaza central de la provincia, que le resultó casi imposible de cuantificar a la Policía de San Juan. Anoche, desde el D3, encargado del operativo policial por la seguridad en el microcentro, afirmaron que se vieron desbordados pasadas las 21, calculando que fueron aproximadamente 10 mil los sanjuaninos que festejaron en los alrededores de Plaza 25 de Mayo. Antes, cinco mil fanáticos se acercaron a Plaza principal de la provincia para seguir las alternativas del encuentro a través de la pantalla gigante que se instaló allí.
La conmemoración de un nuevo aniversario de la Independencia Argentina y el horario del encuentro, favoreció para que sea así. Además, el simple hecho de volver a disputar una semifinal después de 24 años fue un algo histórico que motivó a que el país se paralizara.
Es que los festejos no fueron sólo en San Juan. Allá, a miles de kilómetros, precisamente en San Pablo, los argentinos se encargaron de hacerle frente a los holandeses y cientos de brasileños vestidos con los colores del Naranja. Además, en todos los rincones del país el sentimiento fue el mismo.
En San Juan, el partido se vivió a full. Con el nerviosismo reflejado en los rostros de los fanáticos. El comienzo mismo del partido fue a toda orquesta. Con bombos y redoblantes, los sanjuaninos le pusieron calor y color al encuentro entonando varios hits del cancionero popular. Con el paso de los minutos y al ver que el marcador no cambiaba, el silencio copó a la multitud. Recién en el tiempo suplementario y en la tanda de los penales volvieron a aparecer los cánticos.
La tensión ganó por goleada en esa serie final. Ahí la fe y las cábalas le sirvió a muchos para pasar los minutos. Algunos prefirieron no mirar los penales. Otros se invocaron en su religión. Una señora sacó sus estampitas de la cartera y se puso a rezar. Seguramente esas oraciones se multiplicaron y colaboraron quizás, para que esos héroes, teniendo como figura principal la del "Chiquito’ Romero, le diera a Argentina el pase a la final. El gol convertido por Maxi Rodriguez hizo explotar de emoción a los presentes. "Volveremos volveremos…volveremos otra vez… volveremos a ser campeones como en el 86′, fue lo primero que se animaron a entonar. Las lágrimas y los abrazos sirvieron de desahogo. Ahí todos corrieron a festejar a la fuente de Plaza 25. Después de unos minutos de festejo, se arrimaron a la Catedral, otra vez sede principal de los festejos. La cifra fue aumentando con el correr de los minutos. Todos quisieron festejar. Todos siguen soñando con repetir la hazaña conseguida, por última vez, en el ’86.