Cinco años es poco y mucho a la vez. En la historia de la Copa de Clubes Campeones puede que sea una espera eterna y al Sportivo San Martín de Rodeo le llegó ese momento de reencuentro con la gloria después de esos cinco años esperando. Lo buscó, lo pensó. Se armó desde el mismo inicio del torneo hasta llegar a la coronación merecida ganando la final de la edición 2024. Fue 2-1 sobre otro de los que la quería con alma y vida como Árbol Verde de Jáchal. Lo consiguió con los goles de Miguel García y de Ismael Díaz, en una final intensa, cerrada, que se llenó de dramatismo en los últimos diez minutos de partido cuando el eterno Pablo Guerrero descontó para el Verdolaga. Pero hoy, en Rodeo y en todo iglesia eso poco importa. El objetivo que se propusieron los verdinegros fue ser protagonistas desde el comienzo y fueron haciéndolo paso a paso. Ganando los seis primeros partidos de la Fase Clasificatoria, luego, avanzando con firmeza en Octavos, Cuartos hasta llegar a las semifinales donde mostró carácter y argumentos para eliminar a San Miguel. Y claro, llegó el momento de la gran final y no la dejó escapar.

En los primeros 25 minutos de partido mostró más ambiciones, mejores ideas que Árbol Verde. El trabajo de Leo Caballero, Enzo Marinero y Raúl Manrique en el medio fue superior a lo que propusieron los jachalleros y con eso, controlaron todo. De esa fracción positiva sacó todo el provecho posible San Martín porque de un error de Suesza en un despeje, llegó el centro de Marinero al corazón del área para que Michel García hiciera lo que sabe hacer: goles. Ventaja y un golpe del que Árbol Verde nunca se terminaría de recuperar en todo el resto del primer tiempo. En el complemento, las urgencias de Árbol Verde abrieron mucho más el partido. Entró más en juego Celan para conectarse con Brian Juárez y con eso, el Verdolaga empezó a llegar. Claro, tenía que adelantarse y ese riesgo le pasaría su factura cuando Luna dudó en un cierre y el recién ingresado, Ismael Díaz no perdonó. Doble ventaja iglesiana para que el tramo final del partido fuera al todo o nada para Árbol Verde. Fue y tuvo premio en el oficio de Pablo Guerrero para descontar y ponerle suspenso a los últimos 10″ de final aunque San Martín ya había repetido su historia.

 

Iglesia en una gran fiesta

El fútbol de Iglesia se vistió de fiesta. No faltó nadie a la segunda consagración de San Martín como el mejor del interior. Con respaldo de otros clubes, con la Liga Iglesiana apoyando, en las tribunas del Polideportivo albardonero sobraron caras conocidas disfrutando. El intendente Jorge Espejo, su director de Deportes, Wilson Díaz, la concejal Claudia Cabral, el ex-presidente de la Liga Hugo Paredes, el actual Juan Rojas. Todos detrás de los colores verdinegros que con su conquista elevaron a seis las Copas que el departamento tiene ya ganadas en el historial del certamen que nació en DIARIO DE CUYO en el verano de 1966. Sportivo Colola y Sportivo San Martín tienen dos coronas cada uno y a ellos se les unen Sportivo Los Andes de Tudcum y San Lorenzo de Rodeo que ganaron una vez el certamen.

En los premios para San Martín, además del dinero, el Verdinegro se llevó en la figura de Cristian Villegas el premio al mejor jugador de la final y en Michel García al goleador de la Copa. Un día inolvidable para Iglesia. Una fiesta completa que se prolongará durante todo el fin de semana porque el orgullo de ganar la Copa de Clubes Campeones no es poca cosa y en todo San Juan, ese logro merece su festejo de verdad.

 

INTERIOR PRESENTE

Una final en un ambiente muy especial

Impecable. Sin ningún incidente, con 1.000 entradas vendidas oficialmente y con una asistencia importante en Campo Afuera, marcaron el cierre de la edición 2024 de la Copa de Clubes Campeones-DIARIO DE CUYO. Con mucho colorido y mucho más ruido del lado de la parcialidad de San Martín que copó el costado Este del Polideportivo, la correspondiente respuesta de los jachalleros se vio desde el Oeste aunque en menor cantidad. Pero más allá de la rivalidad que implica un Iglesia-Jáchal mano a mano, todo empezó y terminó en la más absoluta normalidad, con un estricto control policial que no necesitó intervenciones de cuidado. La desconcentración fue serena, primero salió la gente de Jáchal y luego, los iglesianos que estiraron su salida como queriendo que no se terminara un sábado de gloria.