Si San Lorenzo lo tiene al papa Francisco, San Martín tiene desde el fin de semana al padre “Lole” (así es su apodo). Porque el cura párroco de la Iglesia de Chimbas Santo Domingo de Guzmán, José María Solar, pasó a ser el nuevo Dios para los verdinegros tras bendecir a jugadores, camisetas y el arco del Norte donde le anotaron 4 goles a Boca el sábado. Los mismos que nunca se imaginaron que el padre era justamente hincha de Sportivo Desamparados y Boca, las dos instituciones que más sufrieron tras el histórico 6-1.
Ayer, antes de oficiar la misa en la Parroquia del Barrio Santo Domingo, contó como se dio todo, que no es un salvador, la confesión de Luis Ardente que el domingo lo fue a visitar a la iglesia y su amplio pasado en el deporte de la redonda y las motos. Hoy es toda una cábala en las adyacencias de la iglesia ya que casi todos son hinchas de San Martín, dijo José María, para quien lo que pasó es una hermosa historia y todo se dio porque los jugadores “salieron con otro espíritu y no por la bendición que hice”.
Pero detrás de su fe y sotana, hay un hombre que siempre estuvo ligado al deporte. Primero jugando al fútbol en Desamparados, además de nacer y criarse a pocas cuadras de la cancha. Que también pasó por Del Bono. En sus recuerdos con la de “cuero” rememora los momentos que compartió jugando con el fallecido “Polaco” Sarmiento, ídolo puyutano.
Y también su admiración hacia las motos. “Hace 10 años cuando estaba en la Parroquia de Valle Fértil, tenía que ir a dar misa a las Sierras de Chavez y eran 6 horas en mula, que yo las hacía en moto y demoraba 45 minutos”, destacó quien para hacerlo tenía su enduro y se ponía las botas, pantalón, pechera, casco y partía llevando en un pequeño bolso la sotana y el cáliz.
Pero su historia con San Martín empezó un día antes de recibir a Boca en Concepción. “El viernes vino gente del club que creo que eran dirigentes y me pidieron si podía ir a bendecir las camisetas por el momento malo que traía el equipo y porque iban a enfrentar a Boca, y no lo dudé”, contó sobre cómo se inició lo que luego resultó el día más feliz para la institución. “Cuando llegué al club el utilero me dio las camisetas y luego fue Emmanuel (Mas) quien les habló a los jugadores que había venido un cura y que si querían que los bendijera. Así uno por uno fui echándoles agua bendita en sus manos y pidiendo por ellos y su familia”, agregó.
Pero lo que para el padre resultó realmente curioso y luego determinante en el partido, se dio cuando le dijeron si no iba a bendecir la cancha. “Yo bendigo, pero sólo ese arco (señalando el del sector Norte)”. El mismo donde San Martín anotó 4 goles. “Al partido no pude ir porque tenía la misa, pero vi el primer tiempo y cuando hicieron un gol, después 2 y ya 4 en el arco que bendije no lo podía creer”, relató con una sonrisa.
El domingo pasado cumplió 47 años y hasta su Parroquia fue el arquero Ardente, quien fue el único que lo había apartado el viernes para pedirle que le bendijera las manos, a los que Solar accedió a cambio que lo fuera a visitar si ganaban. “Fue un sorpresa verlo, vino a la Iglesia para agradecerme y para decirme que los pelotazos que dieron en el palo, antes iban adentro”, reveló.
Aunque aclaró para todos los que ahora lo tendrán como cábala: “No soy el salvador, acá pasó que los jugadores salieron con otro espíritu y Dios les dio una mano”.
Pero todo pasa y resulta muy contradictorio cuando el cura contó que es hincha de Desamparados y Boca. El primero acérrimo rival del Verdinegro, y el segundo quien sufrió la goleada. “Cuando lo hice no pensé en los que equipos de los que soy hincha sino que era San Juan y que a los muchachos los vi angustiados”, recordó.

