Los detalles hacen al todo. En el medio de la nada, ruta que lleva al Alto de El Colorado, la meta de montaña estaba marcada con su medio arco. Todas las metas intermedias tenían la misma ornamentación.

Si hubo fallas, son pocas y salvables. En el balance general los aciertos ganaron con la contundencia que Fernando Gaviria mostró en las llegadas masivas. Y en los aspectos particulares la organización se impuso con similar madurez a la mostrada por Remco Evenepoel para manejar la carrera.

Pasó otra Vuelta a San Juan, la 38º en el historial general, la cuarta en el marco particular de integrar los calendarios internacionales de la UCI. En esta ocasión no sólo fue 2.1, sino que fue la primera carrera ProSeries del ente que rige el ciclismo en todo el orbe.

Es verdad que los sanjuaninos estamos acostumbrados a otro tipo de competencias. A los piques y con mayor cantidad de cambios de liderazgos. Pero también es cierto, por lo visto en la Avenida de Circunvalación, que nos estamos acostumbrando a comer caviar. Aun cuando ese exquisito plato tenga entre sus ingredientes una forma de competencia más tranquila, monótona si se quiere, porque el pelotón deja armar una fuga y luego la liquida faltando pocos kilómetros. En el medio las emociones que hay son las que deparan las metas intermedias que suelen disputarlas quienes gozan con la venia del grupo grande para acaparar relatos radiales, flashes y minutos en las fotos y filmaciones.

Varios de los mejores equipos y ciclistas del mundo se dieron cita para darle vida a otra edición de una prueba que muestra al mundo la pasión que despierta este deporte en la afición local. Quienes hayan observado la competencia guardarán en sus retinas la actuación de corredores que a mediado de año se destacarán en las competencias más importantes, como el Giro de Italia (que correrá Evenepoel), el Tour de Francia (objetivo de máxima de Gaviria y Richeze para dominar los embalajes) o la Vuelta de España, a la que acudirán varios de los que pasaron por Ullum, Zonda y otros lugares de la geografía sanjuanina.

La rodada del primer día, no es responsabilidad organizativa. Esta es la Vuelta a San Juan, no el Tour de Francia donde se montan vallados en los últimos cinco kilómetros. Fue un hecho aislado que podría haber marcado el destino de una carrera que la largaron 168 ciclistas y la culminaron 155, el 92 por ciento del total, índice elocuente de su gran nivel competitivo.

La Vuelta dura ocho días, para la gente común, pero para la organización es como gestar un bebe. Nueve meses de cuidados para que la criatura naciera sana y fuerte en su nueva categoría profesional: UCI ProSeries.