Los jugadores franceses se negaron ayer a entrenarse en la sesión prevista para la tarde en Knysna en protesta por la expulsión de Nicolas Anelka (que ayer llegó a Inglaterra, país donde juega), según la carta que han escrito y que ha sido leída por el seleccionador, Raymond Domenech.
"La Federación Francesa nunca ha intentado proteger al grupo. Ha tomado una decisión unilateral basada en hechos relatados por la prensa. Como consecuencia, y para mostrar nuestra oposición a esta medida, todos los jugadores han decidido no participar en la sesión de entrenamiento de hoy (por ayer)", dice la carta leída por Domenech.
Aunque eso no fue lo único, sino que ayer se produjo un altercado entre el capitán, Patrice Evra, y el preparador físico, Robert Duverne, según confirmó el delegado de la Federación, Jean-Louis Valentin, que ha presentado su dimisión.
La discusión tuvo lugar en el lugar donde supuestamente se iba a desarrollar el entrenamiento y ante la mirada de decenas de aficionados que habían acudido a una sesión preparatoria inicialmente abierta al público.
Duverne, un hombre muy próximo al seleccionador, dijo que Raymond Domenech, llegó incluso a lanzar su silbato al suelo, antes de ser calmado por otros colegas.
Posteriormente, los jugadores decidieron suspender unilateralmente el entrenamiento, indicó Valentin. "Los jugadores no quieren entrenarse. Es una vergüenza. En estas condiciones he decidido volver a París y dimitir", afirmó el delegado federativo.
Se trata de un nuevo capítulo de la tensión que vive la concentración de Francia, equipo que está al borde de la eliminación en primera ronda del Mundial de Sudáfrica.
La tensión rozó el paroxismo el pasado jueves en el descanso del partido contra México, cuando Nicolas Anelka dijo a Domenech "vete a tomar por c…, sucio hijo de p…", luego que el técnico le reclamara en el entretiempo mayor compromiso en el juego. El delantero del Chelsea fue expulsado del Mundial, mientras los jugadores lo han disculpado y han atacado al "traidor" que reportó esa conversación a la prensa.
El centrocampista Frank Ribéry aseguró, por su parte, que la situación "ha explotado" y señaló que Francia es el hazmerreír del Mundial.
La imagen es tan patética, que el propio presidente del país, Nicolás Sarkozy, ha intervenido de forma indirecta para llamar al orden a un equipo y a un cuerpo técnico, a pocas horas de disputar su último partido de la primera fase en el que tienen escasas opciones de clasificación para octavos.
El jefe del Estado telefoneó a la ministra de Sanidad y Deportes, Roselyne Bachelot, presente en Sudáfrica, para que llame al orden a la selección al completo.
En cumplimiento de la orden del presidente, la ministra prolongó su estancia en Sudáfrica y convocó para hoy una cumbre con el capitán, Patrice Evra, el seleccionador y el presidente de la Federación, Jean-Pierre Escalettes, para reconducir la situación.
La intervención de Sarkozy pretende poner orden en el desbarajuste francés en Knysna, lugar de concentración francés, que se ha convertido en un circo.

