Hubo un antes y un después de los cambios que introdujo Carlos Mayor, el entrenador Verdinegro. Pasó de ser un equipo perdido, sin conductor, faltó de sorpresas, sin pelota y errático, a otro muy diferente porque de adueñó de la pelota, encontró espacios, forzó los errores del rival, tuvo criterio en cada ataque y terminó dejando una grata imagen. Y todo fue a partir de los ingresos de Pablo Vitti, Marcos Gelabert y Daniel González en el amanecer del segundo tiempo.

Vitti se paró por delante de los volantes y fue el enlace en cada ataque. Gelabert le aportó juego y ordenó al equipo. Mientras que el debutante González le brindó velocidad por la banda izquierda. Todo lo que no tuvo el equipo en los 45’ iniciales.

Y es que Mayor se la “jugó”. Resignó marca y apostó por un sistema netamente ofensivo. Se paró con un 4-3-1-2, dejando a Pelaitay para la contención. Pasó de ser el dominado a dominador. De mirar a generar. Arriesgó sabiendo que varias veces quedó mal parado. En definitiva se acomodó y con bases sólidas pudo hacer su juego. Con proyección, atrevido y certero en el área de Huracán.