El español Rafael Nadal aseguró que tras haberse ido "fundido" en la última edición del Grand Slam de París, donde quedó eliminado en octavos de final ante el propio Soderling, "quizás éste era el torneo que más quería ganar". "Era un reto personal volver a mi mejor nivel. Es una de las victorias más importantes de mi carrera, junto con Wimbledon (2008) o las dos primeras ediciones en las que gané en París".

"Por momentos era difícil aceptar las lesiones. No sabes si estarás listo para competir al cien por cien. Es duro llegar hasta aquí y saber que podía ganar nuevamente. Cuando lloraba después del partido, lo último en que pensaba era el número uno. Pensaba en el título y las horas para llegar aquí", dijo el nacido en Manacor, que reveló que durante todo el torneo, donde no perdió ningún set, se sintió perfectamente tanto mental como físicamente.

"Jugué con muy buena táctica, en mi mejor nivel de tenis", remarcó y agregó sobre su capacidad para moverse en las canchas de polvo de ladrillo: "Me adapto de manera increíble a la tierra. Lo más curioso es que cuando era chico, no era mi superficie preferida. Me costaba entender ciertas cosas, que evidentemente después del paso del tiempo, supe corregir. Ahora diría que amo a la tierra, la quiero por todo lo que me brindó en esta carrera".

Sobre su ubicación en la historia de los mejores tenistas en esta superficie, contó que "no voy a decir que soy el mejor de todos, porque sería arrogante. Los números dicen que estoy siendo un gran jugador estos últimos años. Vamos a seguir trabajando para seguir siéndolo el máximo tiempo posible. Cuando veo esos números me parece alucinante y no sé cómo lo hice. La confianza siempre es lo más importante. Ganar aquí y ganar los últimos 20 partidos en tierra es la mejor preparación para el pasto".