Buenos Aires, TÉLAM.
Martín Palermo, el máximo goleador en la historia de Boca Juniors, se despidió anoche de su casa, La Bombonera, con su sello distintivo, el gol, en un marco extraordinario y en el que su equipo, el blanco, venció al negro por 3 a 2, con una nota de color: un tanto de penal de su hijo Ryduan frente a él en el arco.
El ‘Titán‘, a los 24 minutos del primer tiempo, abrió el marcador para el equipo blanco, pero apareció el delantero de Colón Esteban Fuertes, a los 25m. y 27m. del segundo, para marcar para el equipo negro.

Todo parecía encaminado para la sorpresa, pero no. A los 30m., el volante de Boca Cristian Chávez marcó el 2-2 y a los 32m.

Ryduan, su hijo, ejecutó un penal nada más y nada menos que contra él, aunque compartían equipo, y decretó el 3-2 final. Fue un triunfo con un sello especial: el de un padre y su hijo acompañándolo.

Palermo, nacido en La Plata el 7 de noviembre de 1973, se retiró en forma oficial hace ocho meses, el 18 de junio de 2011, luego de haber marcado 237 goles en partidos oficiales con la camiseta xeneize, cifra que lo erigió en el máximo goleador del club.

Además, el ‘Loco‘ dio 14 vueltas olímpicas con la casaca azul y oro, y se conquistó para siempre a la feligresía xeneize con sus goles a River, el eterno rival, o aquellos dos al Real Madrid en Japón en 2000, en la obtención de la Copa Intercontinental, la segunda de las tres que posee el club.

Por todo eso y mucho más, Palermo, ‘el optimista del gol’, como lo bautizó Carlos Bianchi, tuvo su merecida fiesta despedida u homenaje.

Tres banderas describieron todos los sentimientos de los hinchas: ‘Las despedidas son esos dolores dulces’ y ‘Te vamos a extrañar siempre, olvidarte jamás’, ambas en la tribuna visitante, y una en la cabecera local: ‘Mi único héroe, la Número 12’.

Porque todo eso genera el ‘9’. El mismo que volvió a gritar anoche, el mismo que le recriminó en una jugada a su hijo al no pasarle la pelota, el mismo que en el minuto final fue al arco para enfrentar a su hijo en el penal, en el que le dio instrucciones, en el que no pudo evitar el gol de Ryduan. Y era lógico, su misión era convertirlos, no evitarlos. Salud ‘Titán’.