"La Promoción, la Promoción, se va a la p... que lo parió...” bajaba el canto desde las tribunas. Entre saltos, risas y alegría. El pueblo verdinegro estaba feliz. Y no era para menos. Porque su equipo concretó anoche una soberbia actuación ante Unión de Santa Fe. Le ganó 2-0 pero, a los ojos, la cifra hasta resultó mezquina. Todo sirvió para demostrar que aquella notable victoria en Bahía Blanca, en la fecha pasada, no fue casualidad. Es innegable que el equipo cambió. En todo sentido. En su actitud. En su funcionalidad. En lo futbolístico. Y eso, que haya encontrado ese gran nivel, cuando se está cerrando el Campeonato y cuando se enfrenta a los equipos que tiene como “enemigos” para zafar del temido descenso, no es poca cosa.

Anoche San Martín fue una maquinita aceitada. Borró de la cancha a un buen equipo como el santafesino. Porque podrán decir que no fue la noche de Unión pero mucho tuvo que ver cómo lo encaró y le planteó el partido el Verdinegro. Entonces, esa confianza que ahora muestran todos los jugadores del equipo local tiene sus consecuencias. Y son las mejores. Porque salió de la Promoción, está a tres puntos de los 25 que se puso como techo (cuando quedan seis en disputa) y ganó por primera vez dos partidos seguidos.

Después de los minutos de estudio, se plantó firme en el mediocampo y desde ahí salió todo el resto. Unión no tuvo reacción. Por eso, la supremacía tuvo su premio cuando se moría el primer tiempo. Poggi ensayó dos córner seguidos desde la derecha y, en el segundo, encontró la cabeza de Penco para el delirio de las tribunas. Con el 1-0 se fue al descanso bien tranquilo. Y lo mejor lo mostró en el complemento. No sólo por aquel gol de la figura de la cancha -Bogado- a los 13’, sino por todo lo que propuso y concretó. La visita, desconcertada, hasta tuvo que bancarse los “olés” que bajaron de la tribuna. Porque el Verdinegro tuvo otras chances de gol, pero ya estaba hecho.

Anoche todos se fueron felices. Entendible por cierto después de esa sinfonía verdinegra.