Demasiadas cosas han pasado en la vida institucional y deportiva de Desamparados en los últimos 2 años. Del histórico ascenso a la B Nacional, logrado por el camino de la Reválida y transitando un intrincado camino, poco ha quedado. Pasaron 5 entrenadores (Bonetto, Dillon, Arzubialde, Villafañe e Ingrao), 3 presidentes (Salvá, Lanusse y Ponte) y Sportivo sintió ese impacto. No pudo sostenerse en la B Nacional, descendió y en el Argentino A terminó sumido en el fondo de las posiciones. No es casual, es causal. Esa es su realidad y hoy, está frente al más grande desafío: su reconstrucción. Así, como recuperó su cancha después de 19 meses, hoy tiene que recuperar su grandeza, su mistica futbolística para quedarse en la categoría primero, y para después volver a ilusionarse con que se puede. Como ya lo demostró en ese primer semestre del 2011 cuando remontó todo y llegó a la B Nacional. Ya lo hizo, y eso no lo hace cualquiera.
Pero deben cambiar demasiadas cosas en este Desamparados. Desde lo deportivo, desde lo institucional. Se acerca el proceso de normalización de sus cuadros de autoridades con la asamblea general y desde ese acto administrativo tendría que salir el consenso y la comunión de todo el pueblo Puyutano para marcar un camino firme, seguro, claro. Esa es la primera pata de su doble desafío, porque después tendrá encima y de la mano, la reconstrucción deportiva. El arrastre de tan pocos puntos de la Fase Regular le jugará como lastre en la Reválida pero una cosa trae la otra y sumando para asegurar la permanencia, el boleto a las ilusiones se va comprando en cuotas. Ese es el verdadero campeonato de un Desamparados al que le pasaron demasiadas cosas raras como para no estar sufriendo este presente.