Una trabajosa y, en muchas opiniones, polémica victoria logró anoche el argentino Sergio “Maravilla” Martínez sobre el inglés Martín Murray. Las tres tarjetas de los jurados vieron ganador al campeón del mundo por 115-112. La tarjeta de DIARIO DE CUYO fue 114-113 para el campeón que retuvo su corona mediano del Consejo Mundial de Boxeo.

Sin embargo, por la diferencia de envergadura, la pelea fue mucho más pareja de lo que se preveía. El quilmeño, que había elegido al británico para lucirse, no pudo hacerlo ante su público que en los últimos dos rounds lo levantó, sacándolo del letargo y le permitió impresionar mejor a los jurados.

Martínez no estuvo tan lúcido como contra Chavez. Según dijo, al terminar el combate, porque se rompió nuevamente la mano. Lo cierto es que se encontró con un adversario muy fuerte física y anímicamente, que luego de dos asaltos de estudio, le disputó el centro del ring y, afirmado en su mayor fortaleza física, aún siendo conectado de manera neta por el argentino, avanzaba intentando meter sus golpes. Lentos, previsibles, pero intimidantes, tanto como para provocar estupor en el Fortín de Liniers cuando con un cross largo mandó al argentino la lona.

La velocidad de desplazamientos y la rapidez para combinar manos le permitieron al argentino salir del atolladero en momentos complicados de la pelea. Sin embargo, aún pegando las manos más claras, ya sea la derecha larga por dentro o el cross zurdo en apertura, Maravilla no conmovía al ingles, que en un momento dado perdió el miedo al ridículo de errar golpes y planteó la pelea de igual a igual, obligando al campeón del mundo a prenderse en los cambios.

El Consejo Mundial de Boxeo, por reglamento hace públicas las tarjetas oficiales al final del cuarto y del octavo round. Faltando cuatro vueltas, aún habiendo caído en la octava, lo tenían arriba a Maravilla por 77-74, en una y las otras dos por 76-75. El guarismo final, con tres puntos de ventaja en todas, es el que genera duda en la gente y eleva una nube de sospecha, porque dio la sensación que fue mucho más equilibrada la pelea en ese último tercio que en los dos primeros. Por aquello de que Martínez ni movía a esa pared de 1,83 metros y él, por su manera de boxear, porque estaba muy cansado y posiblemente por aquella lesión a la que hizo referencia, algunas veces que fue tocado por el inglés salía desmantelado hacía los laterales o atrás.

Murray vino para ser el pato de una boda entre el quilmeño y su público y casi fue el aguafiestas.

En realidad el triunfo de Martínez estuvo pasado por agua. La lluvia que obligó a modificaciones horarias (el combate se adelantó una hora y media) se convirtió en un presagio de lo que sería luego una sufrida victoria del argentino.

En esta ocasión, Martínez sufrió en demasía aquello de ser un mediano inflado, enfrentándose ante un mediano natural que a la hora de la pelea y 24 horas después del pesaje eleva su peso en cinco o seis kilos. Murray es un boxeador básico con pocas luces, por eso, solo por eso, no dio el batacazo en cancha de Vélez.