Vivimos en un mundo pragmático. En un mundo donde lo práctico es cotidiano. El lirismo casi como que quedó en el olvido. Aquellos Boca-River de las décadas del "70, del "80, del "90 o de los primeros años del 2000 eran otra cosa. Se vivían de otra manera. Se soñaba. Se sacaban cuentas. Tenían una previa con ribetes hasta jocosos. En una palabra, todo era una rivalidad pero sana.

Hoy todo es distinto. Todos son agresivos. Burlescos. Tratan de herir al rival por cualquier motivo. Y encima están las redes sociales donde los denominados "memes" ganan un espacio sin límites, inclusive hasta con faltas de respeto. Y si a eso se le suma que los hinchas visitantes no pueden ir a ver el partido (antes, escuchar la rivalidad en los cantos entre ambas hinchadas era un placer) se forma un combo de estupideces que nada tienen que ver con un digno deporte como el fútbol. "La pelota no se mancha" dijo el Diego. Que así sea...