-¿Con qué familiares vivís?

-Mi mamá, Silvia; mi hermano, Pablo; hace poco se fue mi hermana, Pamela, que se casó; y el perro, Koda.

Sí, el cariño que tiene Emmanuel por su mascota, un bull terrier que compró hace dos años, es tan grande que lo considera otro integrante de la familia o el “quinto elemento”, como también lo llama. La explicación a semejante cariño pasa por el momento complicado en que Koda, nombre elegido por el lateral al conocer que representaba “amigo del hombre”, llegó a su vida. “Muchos me preguntan cómo puedo querer tanto a un perro, pero es así.

Koda es único. Vino a casa cuando pasábamos un momento complicadísimo hace dos años porque mis viejos se acababan de separar. Yo no estaba bien, igual que todos, y Koda me hizo salir adelante. Por eso lo llevo a todos lados, está conmigo y ahora, incluso, se quedó en Córdoba con mi novia”, detalló.

Claro que la aparición de Koda coincidió con otro ‘ingreso’ clave en la vida actual del futbolista verdinegro de 22 años: su novia, Lucrecia. “Cuando fui a comprar a Koda se me ocurrió decirle si me quería acompañar. A ella la conocía por amigos en común, pero nada más que eso. Me dijo que bueno y de ahí empezamos a estar cada vez más juntos, hasta que nos pusimos de novios. Así que se dieron las dos cosas a la vez para salir adelante”, explicó el zurdo quien hace un par de meses le regaló a su novia un bull terrier, que ella bautizó como Kenia y que por celos no tiene mucha química con Koda, pese a que ambos comparten vacaciones con sus dueños en Córdoba.

Emmanuel tiene ganado hoy un nombre en el mundo del fútbol, pero en la familia no era en él donde estaban puestas las mayores esperanzas sino en su hermano cuatro años mayor, Pablo, actual volante de Atenas de Pocito. “Siempre Pablo fue mejor que yo. En todo, menos en la Play Station. Es un crack. Todos pensábamos que él llegaría a Primera y triunfaría, pero me tocó a mí. Igual, siempre digo que gracias a él largué en el fútbol y soy lo que soy. Porque cuando tenía seis años lo acompañaba a los partidos y el técnico de ese momento de él, el Jarra Fernández, me ponía de aguatero y un día me dijo que fuera a la escuelita y así largué”, rememoró.

Su relación con los estudios fue bien estrecha hasta hace un par de años cuando cursó primer año de Ingeniería Civil y luego se pasó a Agrimensura. “Se me complicaba mucho con los entrenamientos y los partidos. Igual, hace dos años pensé en decidirme por una cosa o la otra, porque en realidad no hacía nada por completo. Fue en ese momento que decidí el fútbol y me salió bastante bien”, aseveró Emmanuel.