El ciclista holandés Niki Terpstra (Omega Pharma-Quick Step) dió la sorpresa y se impuso ayer en la 112 edición de la París-Roubaix, sobre un trazado de 256 kilómetros, tras atacar a sus compañeros de fuga –entre los que se encontraban los grandes favoritos Fabian Cancellara (Trek Factory) y su compañero de equipo Tom Boonen– cuando faltaban seis kilómetros para el final y conseguir entrar en solitario en el velódromo de Roubaix marcando un tiempo de 6h09m01s.

Como es habitual, el ’Infierno del norte’ no defraudó, volvió a quedar constancia de que se trata de la “clásica” más exigente del calendario. Los grandes favoritos para lograr el triunfo estuvieron muy activos durante todo el recorrido, como el belga Tom Boonen, que no paró de buscar la escapada en los últimos 100 kilómetros de prueba. El de Omega Pharma trajo de cabeza a Cancellara, que tuvo que poner a trabajar a todo su equipo para que Boonen no consiguiese en ningún momento ventajas considerables.
Pero, mientras ellos dos se marcaban y seguían de reojo lo que podía hacer, el también belga, Sep Vanmarcke (Belkin), Tepstra apretó los dientes y se lanzó en solitario a buscar la victoria más importante de su vida en una competencia de las cinco denominadas “monumento” en el ciclismo profesional.