Es de esa clase de futbolístas que superan el rótulo de buenos para acceder al Olimpo reservado solo para los cracks. Carlos Tévez, con sus 37 años es la clara muestra que aquella frase expresada por Alfredo Di Stefano cuando le preguntaron por la vigencia de un jugador maduro, respondió: "El fútbol no tiene edad, tiene calidad".

Por esa calidad que Tevez paseó por Brasil, Inglaterra, Italia, China y que ahora pone al servicio de Boca, el equipo xeneize, venció 2-1 a Defensa y Justicia, ganó después de seis partidos en La Bombonera y ascendió al tercer puesto en la zona que lideran Vélez y Lanús. No juega bien, pero gana y con eso, por ahora, alcanza y sobra.

No empezó bien la noche para el equipo de Miguel Ángel Russo, porque Walter Bou, quien se fue de Boca a Defensa, entró como Pedro a su casa al área local y con un sutil toque de pique al suelo batió a Andrada. Iban sólo 8 minutos y los xeneizes tendrían que remar de atrás.

Y este Boca, que no busca y no encuentra un rendimiento colectivo sólido y funciona por las ráfagas que generan sus cotizados jugadores, encontró la igualdad en una confusa jugada que cruzó el área de Defensa y luego de un rebote capitalizó Tévez para tocar de cachetada y empatar el marcador a los 19 minutos.

Defensa persistió con dominio y juego asociado aunque no fue tan profundo y claro para arrimar peligro otra vez al arco de Andrada. Por su parte, Boca abusó de los pelotazos largos al espacio para las corridas de Sebastián Villa y lejos estuvo de mostrar su mejor versión.

En el complemento los semblantes no variaron demasiado. A los de Russo les faltó volumen de juego (continúa extrañando horrores a Edwin Cardona) y si bien los de Beccacece trataron de dominar la acción, el arco adversario quedó muy lejos. De esta forma se planteó un encuentro que pareció de gol-gana y así fue: Tevez capturó un rechazo corto en 3/4 de cancha e hilvanó un contragolpe con Capaldo, quien le devolvió; el Apache buscó al espacio a Mauro Zárate y, en dos tiempos, superó a un Unsain de floja respuesta. Allí terminó todo, tres puntos para un Boca que no convence pero está ahí.

Ameal no se molesta con nada

El presidente de Boca Jorge Ameal dijo que no le molesta que algunos piensen que el ídolo del club Juan Román Riquelme, vice segundo, es el dueño de la institución que ayer cumplió 116 años años de su fundación.

"No me molesta para nada que digan que Román es el dueño de Boca. Con Román hablo todos los días, todos tenemos roles a cumplir y todos sufrimos y sentimos de la misma manera. Para nada, no me molesta", subrayó.

También se expresó sobre la renuncia el miércoles pasado del vicepresidente primero, el empresario de medios Mario Pergolini:" Tengo un cariño muy particular por Mario Pergolini y lo sigo teniendo. Dijo que no se sentía cómodo y bueno, lo entendí y comprendí. Sobre una posible discusión o pelea entre Pergolini y Riquelme dijo: "Te puedo asegurar que Mario en ningún momento me habló de Román".