Buenos Aires, 21 de febrero.- Tras aquella fatídica final ante el San Pablo por la Sudamericana, donde el conjunto de Victoria tuvo que abandonar el partido por las agresiones que sufrieron en el entretiempo, Tigre comenzó su participación en la Copa Libertadores con la gran ilusión de hacer historia en el torneo continental.

La inclusión de Gabriel Peñalba, Rubén Botta y Ezequiel Maggiolo en el primer equipo, entusiasmaban a todos los hinchas del “Matador”, pero la producción de Libertad, cortando todos los circuitos ofensivos sorprendió a los conducidos por Néstor “Pipo” Gorosito.

La presión del equipo paraguayo obligaba a Tigre a jugar al pelotazo, lo que generaba grandes imprecisiones y dificultaba la creatividad en el juego ofensivo. Los duelos personales entre Samudio y Galmarini; y Peñalba y Guiñazú fastidiaban cada vez más a un equipo local, que sólo pisaba el área con pelotas detenidas.

En el segundo tiempo la superioridad de Libertad se intensificó y tras una jugada colectiva, en la que Javier Garcia logró taparle un mano a mano a Pablo Velázquez, Ariel Nuñez aprovechó el rebote y ejecutó un cabezazo que tenía destino de gol. Pero la mano de Alejandro Donatti impidió que la pelota ingrese en el arco y al uruguayo Roberto Silvera no le quedó más remedio que sancionar la pena máxima y expulsar al defensor de Tigre.

Sergio Aquino, quien tiene una efectividad de más del 90% en los penales, lo dejó sin chances al arquero y marcó el 1 a 0, que para esa altura de la noche el resultado era justo.

La inferioridad numérica dejó al equipo de Gorosito sin posibilidades del empate: el ingreso de Leguizamon por Maggiolo y el de Janson por Peñalba, no modificaron la esencia de un Tigre temeroso, sin ambición y con muy pocas ideas ofensivas.

El partido se terminaba y el destino estaba marcado: el “Matador” comenzaba su debut con derrota. El golazo de Jorge Daniel González sólo sirvió para confirmar el pésimo arranque del equipo de Victoria en la Copa Libertadores.

Para Martín Galmarini el resultado no sorprende porque “nosotros sabíamos que era un gran rival, jugamos mal ante un equipo que sabe lo que hace adentro de la cancha”.

Por su parte, la figura de la noche, Pablo Guiñazú, demostró su conformidad luego del partido al afirmar que “fue una victoria muy merecida por el esfuerzo y la humildad que tiene el grupo” y agregó: “Vamos a trabajar duro para poder llegar lo más lejos posible”.

De este modo, si Tigre quiere pasar a la siguiente fase, deberá mejorar la imagen que dejó en el José Dellagiovanna, y su oportunidad será ante el Sporting Cristal el jueves que viene. En cambio, Libertad buscará afianzarse en el Grupo 2 cuando reciba al Palmeiras de Brasil.