Deje volar la imaginación. Piense en un director técnico de Argentinos que, a minutos de ganar 1-0 en cancha de Racing, se sienta en una camilla de brazos cruzados, con la tranquilidad de quien espera el colectivo. Ahora trasládese a Victoria y piense en un entrenador inquieto y nervioso, que llega transpirado y afónico a todas las conferencia de prensa sin excepción. Ahora júntelos, hágalos viajar en el tiempo hasta la adolescencia e imagínelos compartiendo un vestuario.
Claudio Borghi y Ricardo Caruso Lombardi. Créalo. Eso pasó. Fue en las Inferiores de Argentinos en los años 80, época en que todo podía pasar. Leer para creer. Arranca el Bichi.
B:-Tengo recuerdos de Caruso, de sus padres. Nos conocemos desde los 11, 12 años.
-Definan cómo jugaba el otro.
C:-Claudio manejaba muy bien la pelota, era muy exquisito. Yo me peleaba con él porque me hacía correr mucho. Me decía (imitando la voz del Bichi): ´Ustedes dénmela a mí que yo soy el que la maneja´. Y siempre discutíamos en el vestuario porque la perdía y no bajaba.
B:-Ricardo era agresivo en la marca. Parecía más grande porque ya tenía barba. Y es cierto, yo no corría mucho. Pero a mí nunca me dijeron que tenía que correr, para eso estaba él. Estaban los que jugábamos bien . Y los otros.
-Durísimo…
C:-Y . yo era, más picapiedras. Era otra cosa. Metíamos palo y palo, y cuando el Bichi la perdía volvíamos a correr. Ahí nos agarrábamos a las puteadas.
-¿Quedó algún video?
B:-El otro día estaba viendo un Huracán-Argentinos de Inferiores que me regalaron, y veo que Caruso hasta pateó un tiro libre. ¡Una moral bárbara!
-¿Y qué pasó?
B:-Pegó en la barrera, qué va a pasar . Pateó Caruso, pegó en la barrera.
-¿El tiempo no los cambió ni un poquito?
C:-Su manera de ser siempre fue igual. La misma tranquilidad que tenía para jugar la tiene para dirigir. Y yo era un cable pelado en la cancha, y soy así en el banco.
B:-Es así. Los técnicos normalmente hacemos lo que nos dio éxito como jugadores. "Como vivís, jugás", se dice.